Para combatir a esta plaga se recomendó apostar por un control integrado entre mecanismos químicos, biológicos y genéticos
Sobre finales de la campaña 2020/21, productores del norte del país comenzaron a advertir que los cultivos de sorgo estaban siendo afectados por una plaga conocida como pulgón amarillo. En el último año, esta peste se expandió a todos los campos de sorgo del país, por lo que en el XVI Congreso MAIZAR que se realizó en junio, el ingeniero agrónomo Martín Galli dio detalles sobre el control de esta enfermedad.
Se trata de la plaga Melanaphis sacchari (Zehntner), conocida comúnmente como pulgón de la caña de azúcar. Si bien la misma fue descubierta en 1897, recién en el año 2013 se advirtieron los daños que causaba en la siembra de sorgo.
Los primeros reportes de la presencia de esta plaga en los cultivos se dieron en México y Estados Unidos hace nueve años. Desde allí fue bajando por el continente y en el 2018 afectó al sorgo brasilero y en la campaña 2020/21 al argentino.
El pulgón amarillo tiene dos cualidades que favorecen su rápida diseminación: su alta tasa de reproducción –ya que no requieren de un macho-, y su capacidad de alimentarse de una maleza perenne que está en todo el país, como lo es el sorgo de Alepo, del cual se nutre durante todo el año. Esta combinación hace que, en muy cortos períodos de tiempo, la plaga avance sobre la totalidad del cultivo, por lo que se recomienda que los productores estén muy atentos a su presencia.
“La plaga no requiere reproducción sexual, no necesitan del macho para reproducirse. Son hembras que paren hembras, que pasan por un pequeño estadio ninfal que puede durar entre 5 y 9 días y a partir de ahí ya comienza a dejar descendencia iniciando un nuevo ciclo. La colonización inicial de los lotes la hace el pulgón alado, y luego las hembras ápteras son las encargadas de incrementar la colonia”, detalló el ingeniero Galli.
Impacto en las plantas
El ingeniero Galli precisó que el pulgón puede encontrarse en la parte basal de la planta de sorgo (tercio inferior) y en el envés de la hoja. Una vez que el pulgón dominó la planta, procede a succionar directamente la savia, lo que causa que las hojas se tornen amarillas y debilita a todo el sistema.
Además, y producto de esta alimentación, el pulgón amarillo puede desechar azúcar en forma de melaza, la que es colonizada por un hongo de color negro de nombre fumagina, que disminuye la actividad fotosintética de la planta. Se estima que, si la presencia del pulgón se prolonga, puede generar pérdidas del 100% en los cultivos.
¿Cómo controlar al pulgón?
El monitoreo tiene que ser planificado. Es decir, hay que ir de forma planificada a recorrer el lote durante todo el ciclo. No obstante, se debe hacer hincapié en las primeras etapas vegetativas, ya que es clave detectar el inicio del ataque, para trabajar con poblaciones bajas.
“Hay que recorrer todo el lote, arrancar hojas del estrato inferior de la planta, en distintos sectores y mirar el envés. Si realizamos un monitoreo temprano es importante detectar manchones donde se inicia el ataque, estando atentos a la presencia de melaza o presencia de moscas, los que nos puede alertar que ahí se encuentra el pulgón”, datalló Galli.
Si bien al ser una plaga nueva en el país aún se desconoce si impacto económico, el INTA determinó un umbral de acción, donde se debe realizar un control en caso de tener 20% de plantas con una colonia de aproximadamente 50 pulgones/hoja. Si bien este umbral es bajo, alerta que, con una baja población inicial, si no se realiza un control la situación se puede tornar inmanejable.
Por las cualidades del pulgón amarillo, los productos químicos no son suficientes para que sean el único método de control. A esta situación se agrega que hasta hace unos meses no había insecticidas registrados para controlar esa plaga, aunque en febrero el Senasa emitió un registro de emergencia de productos para poder utilizar en sorgo para el control del pulgón.
“El pulgón amarillo exige aplicar insecticidas con poblaciones bajas. Debido a su ubicación en la planta (envés de la hoja y tercio inferior), no es fácil llegar a esos lugares, por lo que, si la población es alta, muchos pulgones quedaran vivos después de la aplicación. Por lo tanto, exige una alta calidad de aplicación para tener no solo un buen control de la plaga, si no para que el remanente que quede vivo después de la aplicación sea el mínimo posible, debido a su alta tasa de reinfección. En definitiva, por más que uno haga todo bien (monitoreo, manejo del umbral, control químico eficiente), la reinfección es muy rápida. Se pueden dar situaciones de 2, 3 o más aplicaciones en el cultivo, lo que incrementa el costo de producción y aumenta el impacto ambiental”, completó Galli.
En materia de control genético, las previsiones son más alentadoras. En este sentido, se prevé que en el corto plazo casi todos los materiales de sorgo serán tolerantes al pulgón amarillo. En aquellas semillas que registraron mejoras genéticas, se comprobó que la plaga se desarrolló más lento y con colonias más pequeñas.
Finalmente, también se recomendó apostar por el control biológico para combatir al pulgón amarillo. Al disminuir la cantidad de aplicaciones con insecticidas, o elegir insecticidas selectivos, se permite que algunos insectos ayuden a controlar esta plaga. Además, se pueden introducir insectos benéficos al lote, incluso antes que se siembre el cultivo.