Un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires explica por qué es lógico que los productores vendan los granos a cuentagotas, en un contexto de desequilibrios como el actual.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires difundió un informe titulado “Apuntes sobre la liquidación de divisas y la comercialización de granos”, en el que explica los motivos de lógica económica que explican que las ventas de soja de la campaña 2021/22 estén retrasadas en relación al promedio histórico.
Dentro del documento, el último párrafo quizás sea el más elocuente en relación a esta argumentación: “Aunque parezca obvio, este comportamiento de cobertura frente a la volatilidad cambiaria no es excepcional del sector agro, sino que abarca a todos los actores de la economía”, remarca la entidad portea.
Y cita un dato realmente relevante: de acuerdo el Instituto Nacional de Estadística y Censos, los argentinos poseen U$S 243.522 millones en billetes y depósitos en esa moneda, lo que equivale al Producto Bruto de las últimas siete cosechas.
“Estos activos son de bajo o negativo rendimiento real, lo que da cuenta del costo que la sociedad argentina está dispuesta a pagar por reducir su exposición a los vaivenes del tipo de cambio y cubrirse por la pérdida de poder adquisitivo resultante de la inflación”, señala la Bolsa de Buenos Aires.
En otras palabras: los productores se comportan de la misma manera que el resto de la sociedad argentina de la que forman parte.
RETRASO DE VENTAS
Según los datos de la Bolsa porteña, al 13 de julio se llevaba comercializada el 47% de la cosecha de soja 2021/22, cuando el promedio de las últimas ocho campañas es del 56%.
Es decir que, si bien es cierto que la comercialización viene retrasada, el ritmo tampoco es tan lento y además hay que recordar que las ventas de trigo y maíz están por encima de la media histórica.
“Este comportamiento por parte de los productores puede calificarse como una estrategia de cobertura frente a los riesgos que enfrenta el sector, buscando contar con los recursos necesarios para financiar la próxima campaña, en la que enfrentaría costos más elevados que la campaña anterior”, menciona el reporte.
Y remarca, por ejemplo, que si todos los productores decidieran vender al unísono, es probable que los precios se reducirían debido a la sobreoferta.
PRODUCCIÓN DOLARIZADA
Para la Bolsa de Buenos Aires, no hay que olvidar que la actividad agropecuaria en su conjunto está valuada en dólares y/o granos, por lo que el tipo de cambio se vuelve una variable determinante para el productor.
“En este sentido, ante la falta de alternativas de inversión, en un contexto de alta inflación, y frente a la complejidad que presenta el mercado cambiario argentino con su esquema de tipos de cambios múltiples, mantener una posición en granos resulta una estrategia defensiva”, remarca.
Esto se potencia aún más en un escenario de aumento de la brecha cambiaria, lo que alimenta las expectativas de una devaluación.
En paralelo, los costos de muchos insumos han aumentado entre 40 y 50% en dólares, y en su mayoría se mueven al ritmo de los dólares “paralelos”, por lo que la ampliación de la brecha juega aún más en contra del productor.
Todo esto, sin olvidar que es natural que un productor venda de forma escalonada a lo largo del año, para ir cubriendo los respectivos costos de insumos e inversiones que necesita en la campaña y que, como se dijo, están dolarizados.
Bajo este panorama, la entidad elaboró ejemplos que muestran que si un productor vende hoy el 100% de su cosecha 2021/22, con los peses obtenidos, en muchos casos, no puede cubrir el costo de la nueva campaña.