Por lo general, en un año con sequía, un cultivo de servicio consume hasta 60 milímetros de agua más que un barbecho. La recomendación general: interrumpirlo anticipadamente, para que no llegue a etapas reproductivas y extraiga más agua.


En un escenario de lluvias escasas, la fecha de secado de los cultivos de servicios y el costo hídrico sobre el cultivo sucesor son parámetros claves en el manejo de los mismos.

Según explicaron desde la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), en años secos el desafío pasa por producir buenos volúmenes de materia seca (MS), sin secar el perfil.

En estos casos, la recomendación suele ser interrumpir el CS anticipadamente, para evitar que llegue a las etapas reproductivas donde la extracción de agua es mayor.

En un período seco, un CS –comparado con un barbecho- presenta un consumo de hasta 60 milímetros más de agua, en relación a años normales.

“La decisión del momento de supresión del CS dependerá de las limitaciones hídricas de la campaña y de las fechas de siembra de los cultivos de verano en cada región”, señalaron.

ENSAYOS EN BUENOS AIRES Y CÓRDOBA
Nicolás Pasman, ensayista para la Red de CS en la zona de Blaquier (Buenos Aires), testea cultivos de vicia, centeno, raigrás, mezclas de vicia y centeno, y de vicia + centeno + nabo.

En ítems como acumulación de MS y el costo hídrico sobre el sucesor, evaluó cómo impacta sobre estas variables el secado químico en dos momentos: septiembre, previo a antesis; y octubre, a los seis meses de implantado.

Con la supresión tardía, se pudo lograr el objetivo de acumulación de MS, aunque los cultivos tuvieron un mayor consumo de agua. El secado temprano (antes del período reproductivo del CS), si bien no alcanzó los volúmenes deseados de cobertura, tuvo menor costo hídrico para la soja sucesora. Esto se ve en los mayores rindes de la oleaginosa que siguieron a los cultivos secados en septiembre.

En Marcos Juárez, Ramón García hace principalmente CS de vicia y centeno, basados en dos planteos. Por un lado, los lotes con napa llevan una rotación trigo-soja-maíz, donde estas dos especies son posteriores a la soja de segunda y antecesoras del maíz de primera.

Además, en los lotes sin napa donde la rotación es trigo-soja-maíz-soja de primera, el CS va sobre el rastrojo de maíz, que luego pasa a soja de primera.

“En años normales y húmedos el problema de los lotes con napa es que llegan a la siembra de maíz saturados de agua y no es posible implantar el cultivo. Los cultivos de servicio llegan con el objetivo de deprimir la altura de la napa y llegar a la primavera con un perfil receptivo para la siembra de gruesa”, explicó García.

FECHA DE SIEMBRA Y MANEJO DE MALEZAS
Un aspecto importante para lograr estos objetivos es la fecha de siembra del cultivo de servicio. “Cuanto antes se entra al lote, el crecimiento se puede interrumpir más tempranamente, por eso lo ideal es empezar a sembrar a mediados de marzo para lograr buenos volúmenes de MS a mediados de agosto”, señalaron desde la entidad.

El atraso en la fecha de siembra implica prolongar el cultivo hasta septiembre, donde las posibilidades de recupero de agua empiezan a decrecer.

En línea con el control de malezas, los CS logran disminuir las dosis de herbicidas y la cantidad de aplicaciones. Entre otros beneficios, permiten entrar al lote sólo con los herbicidas pre-emergentes y con un menor tamaño de maleza.