De acuerdo a un trabajo del INTA, el cultivo en su variante forrajera aporta hasta 20 toneladas de materia seca por hectárea y permite una ganancia diaria de peso de 1 kilo.


La producción ganadera en el sur argentino explora alternativas para sumar eficiencia en los esquemas de alimentación y ganar en kilos de carne. De acuerdo a un estudio elaborado por el INTA, la inclusión de remolacha forrajera en la dieta aporta un elevado contenido de energía y una alta producción de materia seca por hectárea.

Gabriela Garcilazo, especialista en rumiantes del INTA Valle Inferior, en Río Negro, explicó las ventajas que aporta este cultivo. “La remolacha forrajera es una alternativa de pastoreo directo destacada frente al engorde a corral, dado su simplicidad en el manejo y ventajas nutricionales”, señaló.

Con un rendimiento de hasta 20 toneladas de materia seca por hectárea, las ganancias de peso registradas en esa región se ubican sobre un kilo por día. A partir de sus prestaciones, con 3 megacalorías de energía metabolizable por cada kilo de materia seca, puede aportar un buen nivel de proteínas en la categoría de terneros de recría.

LA REMOLACHA TAMBIÉN JUEGA EN LOS RODEOS BONAERENSES
A partir de una experiencia productiva en un campo de la localidad bonaerense de Coronel Suárez, se comprobó que permite disminuir el costo de alimento diario en un 15%, en comparación con un encierre a corral con granos de maíz por animal vacuno. Este porcentaje varía de acuerdo a la categoría de animales al que se destine este recurso.

Además, una hectárea de remolacha alimenta más del doble de animales que la misma hectárea destinada a silo y grano y con menor costo por animal, por lo cual permite incrementar el margen bruto total.


Este forraje se adapta a climas templados a fríos y es capaz de tolerar estrés hídrico, situación que detiene su crecimiento, pero que retoma una vez que las condiciones de humedad del suelo se recuperan.

PASTOREO
En cuanto a su pastoreo, es necesario que el ganado atraviese un periodo de acostumbramiento de entre 20 y 30 días, para que aprenda a alimentarse con esta y darle tiempo al rumen a adaptarse a este alimento con alta carga energética. Además, se debe delimitar el área con un alambre eléctrico y correr este cerco una vez al día.

“Se trata de un cultivo intensivo que requiere control fitosanitario, de malezas y plagas”, expresó Garcilazo. Es por esto que, la inclusión de este forraje al sistema productivo se da mayoritariamente en productores que, además de ganadería ovina y bovina, cuentan con experiencia en horticultura.

Según el INTA, esta técnica de pastoreo directo ha demostrado ser de fácil implementación y de escasa complejidad.

Por otro lado, se destaca el muy buen estado de terminación carnicera de los animales alimentados con este recurso para tal fin. Sobre este punto, Garcilazo agregó: ”se logran medias reses con buena conformación de musculatura y un adecuado espesor de grasa blanca, similar a lo logrado en dietas a corral con alto nivel de grano de cereales como maíz”.