Así lo muestra un informe elaborado por la FAO. La mayoría de los países de Latam y el Caribe son importadores de cereales, aceites vegetales y carnes.
El peso y la relevancia que las exportaciones agropecuarias tienen para la economía y el desarrollo de Argentina se ven demostrados en un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL).
“Hacia una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial”, se titula la publicación que apunta fundamentalmente a analizar las posibles consecuencias que puede tener en esta parte del Globo la continuidad de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Cabe recordar que son dos países fundamentales para el comercio mundial de granos por su rol preponderan en la producción y exportación de cereales –fundamentalmente, trigo y maíz–, y también porque Rusia es uno de los mayores proveedores globales de fertilizantes.
ARGENTINA, LA EXCEPCIÓN
Según el reporte, América Latina y el Caribe como región tiene un superávit agropecuario anual de más de 127.000 millones de dólares, equivalente a 200 dólares por habitante, más que cualquier otra región del mundo, a excepción de Oceanía.
Sin embargo, la gran mayoría de los países están expuestos a los problemas de producción y comercialización y a las alzas de precios derivados de la guerra en Ucrania, pues son importadores netos de trigo, maíz y aceites vegetales.
En este marco, Argentina sobresale porque es el único país que tiene superávit comercial en todos los alimentos, una ventaja estratégica que en general no suele aprovechar.
“En la región, 26 países son altamente dependientes de las importaciones de trigo, mientras que 13 países presentan una alta dependencia de las importaciones de maíz. Solo la Argentina es exportador neto de todos los productos agropecuarios, en tanto que la subregión del Caribe es importadora neta de prácticamente todos ellos”, resume el estudio.
En este marco, también menciona que la región no depende de manera directa de Rusia y Ucrania para importar cereales y aceites vegetales, pero que el conflicto bélico impacta a raíz del alza de los precios internacionales de estos productos.
Asimismo, menciona otros factores preocupantes del orden global, como el alto endeudamiento de los países y los procesos inflacionarios por la emisión de moneda para sobrellevar la crisis generada hace dos años por el Covid-19.
El informe completo, que también incluye un capítulo completo advirtiendo sobre la situación crítica en relación a los fertilizantes, se puede leer a continuación: