Un trabajo del INTA Rafaela midió el impacto de la suba de temperatura en el consumo de agua en los tambos. Una vaca en producción consume hasta 128 litros por día.
En los esquemas de producción láctea, el manejo del agua puede marcar una gran diferencia a la hora de contabilizar litros de leche en el ordeñe.
De acuerdo a un estudio del INTA, uno de los aspectos claves para analizar en este rubro es cuanto aumenta la demanda de agua de los bovinos cuando hay cambios de temperatura.
Los especialistas del INTA Rafaela midieron esta variable. Con una temperatura ambiente de 20°, una vaca seca demandará 61 litros diarios, mientras que un animal en producción presenta un requerimiento de 102 litros.
Cuando la temperatura asciende a 30°, la vaca seca necesitará unos 73 litros de agua y la que produce 30 litros de leche por día requerirá 128 litros de agua.
Otro aspecto que se desprende de este trabajo es que los máximos consumos se registran con temperaturas del agua comprendidas entre 15° y 17°, un dato a considerar para el diseño del suministro a los bebederos.
“Las vacas dedican entre 20 y30 minutos por día a beber y pueden realizar, dependiendo del tipo de alimento y de la temperatura, entre 4 y 10 tomas diarias. Beben muy rápido, a razón de 15 a 20 litros de agua por minuto”, explicó Miguel Taverna, investigador del grupo Agroindustria y Calidad de Leche de la experimental santafesina.
Por este motivo, el profesional explicó que los bebederos deben tener una muy rápida recuperación. A su vez, calculo que las vacas tienden a consumir entre el 30 y el 40 % de sus requerimientos diarios en inmediaciones de la instalación de ordeño, especialmente a la salida de la sala.
BEBEDEROS
Entre otros detalles constructivos, el INTA recomendó que la altura de los bebederos oscile entre 60 y 80 centímetros. Además, no debe superar el 60 % de la altura a la cruz del animal, con una profundidad de 20 a 30 centímetros, ya que las vacas introducen el morro de 2 a 5 centímetros en el agua e inclinan la cabeza unos 60 grados.
En este sentido, aconsejaron no aumentar desmedidamente la reserva de agua aumentando la profundidad del bebedero. “El agua no se renueva, se calienta, y los riesgos de que se ensucie se incrementan. Es preferible aumentar la reserva aumentando la longitud de los bebederos que su profundidad”, explicaron.
Entre el bebedero y el borde superior deben quedar entre 5 y 10 centímetros, para evitar vuelcos y desbordes y deben disponer de un orificio que permita su vaciado completo y posterior limpieza. La superficie alrededor del bebedero debe ser firme (cemento o tierra colorada compactada), con pendientes laterales para evitar encharcamientos.