La Sociedad Rural de Jesús María, segundo mercado físico más grande del país, marcó un alza semanal del 20% en los animales para consumo. Según el Rosgan, aún faltan más aumentos.
Con más de 1.000 cabezas bovinas rematadas cada semana, la Sociedad Rural de Jesús María (SRJM) concentra el segundo mayor mercado físico de comercialización de hacienda del país, por detrás del que funciona en Cañuelas (ex Liniers).
Este lunes, la subasta bajo el martillo de la firma Consignaciones Córdoba abarcó 1.165 ejemplares (500 “gordos” y 665 de invernada) y fue una muestra del proceso de recomposición del precio que comenzó a sentirse en las últimas semanas.
“A comparación del lunes pasado, tanto los Gordos como la Invernada experimentaron subas importantes”, resumió la SRJM.
En concreto, la categoría para consumo más demandada, los novillitos de entre 300 y 350 kilos, se pagaron a un máximo de $ 485, un 20% por encima de los $ 404 del lunes anterior.
En tanto, las vaquillonas del mismo peso se cotizaron a $ 470 como tope, 17% más que los $ 402 de siete días atrás.
¿SIGUEN LAS SUBAS?
Desde el sector ganadero destacaban que más temprano que tarde este repunte de los valores era inevitable, luego de que en 2022 los valores de la carne vacuna aumentaran 45%, quedando muy retrasados con respecto a una inflación que alcanzó el 95%.
El problema que esto implica es que estos aumentos ya están comenzando a llegar a las carnicerías, en un contexto en que el poder adquisitivo de los argentinos sigue muy afectado.
En este contexto, el reporte semanal del mercado ganadero de Rosario (Rosgan) afirma que “pese a la fuerte suba, la hacienda sigue retrasada”.
El informe subraya que la suba de la última semana fue de casi 30 puntos nominales y, si bien era una recomposición esperada, lo que sorprendió fue la magnitud del ajuste.
Sucede que la coyuntura actual ha roto con las típicas estacionalidades de la ganadería bovina: la suba actual es la que suele ocurrir y no sucedió a fin de año, y que luego vuelve a tener algún retoque en marzo.
IMPACTARÁ EN EL ASADO
Según el Rosgan, “esta suba de más de $ 100 que acaba de registrar el valor del gordo en tan solo una semana, tendrá impacto directo en los mostradores”.
En términos porcentuales, representa una suba nominal de casi 30 puntos y algo menos de 25 puntos, en términos reales.
Bajo este panorama, la pregunta es cuánto puede absorber el consumo de manera inmediata y cuán suficiente resulta este ajuste para compensar el retraso que acumula el precio de la hacienda.
Históricamente, las subas de la hacienda son por el ascensor y las de la carne al mostrador son por la escalera. Pero el problema en el inicio de 2023 es que, aún pese a estas fuertes subas, la cotización de la hacienda, medida en pesos constantes, sigue estando retrasada.
“El año pasado, el valor del gordo ajustado por inflación, registró un pico en el mes de abril alcanzando los $ 625 por kilo vivo, medido a valor hoy. Desde entonces, transcurrieron casi nueve meses consecutivos en baja hasta lograr el reciente ajuste que, aun con $460 el kilo vivo, sigue marcando un retraso real de más de 26 puntos porcentuales desde aquel pico y de 16 puntos porcentuales, en términos interanuales contra enero de 2021”, resume el reporte elaborado por la analista María Aiassa.
Por lo tanto –agrega– una recomposición del precio de la hacienda que efectivamente corrija el retraso anual acumulado contra la inflación “requeriría un precio del gordo cercano a los $ 550 el kilo, pero también de un mercado con suficiente capacidad de ajuste para seguir acompañando una inflación mensual que, por el momento, no da señales de ceder”.