Ella es contadora pública; él, abogado. Ambos son amantes de lo natural y decidieron emprender en un proyecto diferente. Desde hace dos años cultivan lechuga sin suelo y aseguran estar "felices": debido al éxito, piensan ampliarse.
Su emprendimiento se llama Fuerza Natural y es toda una novedad en Piedritas, una pequeña localidad bonaerense ubicada en el noroeste de la provincia.
Es que el amor de Leticia Chapado (29) y Alexis Gualpa (28) se fortaleció en medio de la pandemia, puesto que crearon un proyecto que actualmente los llena de felicidad.
La pareja de jóvenes profesionales, él abogado y ella contadora, produce lechuga en escala sobre un sistema hidropónico.
Está ubicado dentro de un invernadero de 300 metros cuadrados y el negocio superó las expectativas. Tanto es así, que ya comenzaron a diagramar las estructuras de un nuevo invernadero que les permitirá cumplir con una mayor demanda.
HIDROPONIA EN PIEDRITAS
“El primer año fue muy difícil. Cada cosa que aparecía había que analizarla, nada que ver con otras profesiones. Así que estudiamos el agua, los nutrientes, las enfermedades de las plantas. Todos los días había algo nuevo para aprender”, comentó Leticia.
En diálogo con Infocampo, la contadora explicó que comenzaron haciendo sólo lechuga “crespa verde” y fueron agregado variedades como hoja de roble “morada” y hoja de roble “verde”.
“Si bien experimentamos con diferentes variedades de lechuga que se adaptaron muy bien a la hidroponia, el consumidor mayormente prefiere la “crespa verde”, por lo tanto es la única variedad que producimos actualmente”, destacó.
El emprendimiento está preparado para cosechar unas 1200 plantas por semana, que se distribuye en toda la región de Piedritas.
“Con transporte propio comercializamos las plantas de lechuga en comercios de la zona y hasta logramos ingresar en una importante cadena de supermercados en Trenque Lauquen”, dijo entusiasmada una de las fundadoras.
¿POR QUÉ LA HIDROPONIA?
“La hidroponia es básicamente el cultivo sin suelo, en agua. Se hace un sistema a través de caños, en una mesa que puede ser de hierro o de madera. El agua recircula y riega de manera automática a los plantines”, explicó la referente del proyecto.
En ese sentido, relató que se decidieron por este método debido al poco espacio de tierra que tenían para producir.
“No necesitamos grandes extensiones de tierra”, advirtió Chapado. Además, contó como un factor clave que no es necesario agacharse para cosechar. “La producción está a un metro de distancia del suelo. Es decir que el operario puede trabajar erguido, recto, y al final de la jornada el dolor de espalda no es un problema”, enfatizó.
La estructura que alberga el sistema es de acero galvanizado y recubierta de polietileno para soportar los efectos de la intemperie, especialmente el viento. Por sí mismo, el plástico deja ingresar solo la luz solar que necesitan las plantas.
AGUA Y NUTRIENTES
Leticia sostuvo que “es algo innovador”, reconociendo que su mantenimiento “lleva trabajo minucioso a diario”. Además, la práctica no se realiza sólo con agua, sino que se le añade solución nutritiva.
“Son 13nutrientes. Si la planta estuviera en tierra la tomaría de allí, pero nosotros se lo damos de manera artificial para que pueda desarrollarse con eficacia y sanidad”, dijo.
Por otra parte, aseguró que hubo un trabajo arduo en el comienzo. “Estuvimos 7 meses diagramando el armando las instalaciones. Si bien compramos los caños y lo instalaron profesionales, nosotros hicimos las mesas y el resto. De a poco fuimos observando cómo se hacía, dónde podíamos ubicarlos, y lo armamos”, comentó Chapado.
PROYECTO QUE SE AGRANDA
Según comentó la joven, luego de casi dos años de crecimiento, hoy incorporaron una persona que les ayuda con la producción. “El negocio marcha muy bien. Mucha gente pide nuestros productos y eso nos llena de satisfacción”, contó.
Además, la demanda efectiva que tienen, hace que tengan que pensar en ampliar la estructura. “Comenzamos a armar otro invernadero similar para incrementar la producción de lechuga y pensando en añadirle otro cultivo como rúcula”, informó.
Para que el desarrollo de este emprendimiento sea exitoso, el uso de agua de calidad es fundamental y casi determinante. Por ese motivo, los jóvenes instalaron una planta de ósmosis, para obtener un agua gran calidad. “A partir de ahí, tenemos que medir la conductividad eléctrica y el PH. Si todo está bien, le agregamos los nutrientes y regamos”, manifestó.
En ese sentido, la joven aclaró que lo más importante de este proyecto fue siempre el cuidado del agua. “Es un sistema cerrado –puntualizó- donde el agua recircula y no se pierde”.
SUSTENTABILIDAD
La entrevistada, cuenta que se utilizan productos bilógicos para el cuidado saludable de las plantas. “Al ser una hidroponia, todo depende del cuidado del agua, por lo tanto la presencia de insectos y enfermedades es menor”, contó.
Además, explica que para el manejo de trips o arañuelas que pueden atacar al cultivo, se aplica una mezcla artesanal compuesta por agua oxigenada, vinagre y detergente.
De todas maneras, siempre se realiza un manejo biológico en lo que respecta al cuidado de la producción. “A diferencia de la tierra, no se usan herbicidas ya que la presencia de malezas es nula”, sumó Chapado.
En tanto, se utilizan fertilizantes que se agregan en el agua para provocar la nutrición balanceada idean que necesitan las plantas de lechuga en hidroponía para poder producir de manera efectiva.
EL SISTEMA DEL FUTURO
Lenta pero progresivamente, crece la tendencia de cultivo hidropónico, que tiene al agua como principal protagonista, y se destaca por ser una alternativa de producción eficiente y saludable.
Al ser un cultivo independizado de la tierra, todas las funciones se pueden hacer de manera artificial, ya sea dentro de balsas o tubos. Este sistema se puede producir en cualquier ambiente y esa es su principal ventaja.
La tendencia del sistema alternativo de cultivo se va expandiendo. La hidroponia es cosa seria y va instalándose cada vez más en el consumo ciudadano.
“La inversión es muy alta pero es sostenible en el tiempo. Si bien se recupera en un año o año y medio, el invernadero dura 30 años y los plásticos hay que cambiarlos con el paso de tres años”, destacó a modo de ejemplo la entrevistada.
Según diversos especialistas, el hecho de cultivar mediante un sistema hidropónico habilita una mayor producción por unidad de superficie, permite una mayor eficiencia en el aprovechamiento de los recursos naturales, se reduce el uso de productos químicos y se expanden las fronteras productivas, posibilitando la producción en zonas no aptas para cultivos.