Nació y se crió en La Carlota (Córdoba), donde su padre cuantificaba todo en “vacas”. Tras sufrir la pérdida de su compañero de vida, se repuso: hoy está a cargo del campo familiar y tiene una empresa de turismo. Es la nueva protagonista de ELLAS


“Mi papá compraba y vendía hacienda y aún hoy lo hace, lo mantiene vivo, vengo de una familia en la que todo se medía en vacas”.

Así, risueña, contó su historia María Paz Stauffer durante la grabación del último capítulo de la serie de podcasts ELLAS.

Nacida en La Carlota (Córdoba), vivió allí su infancia y adolescencia, después se mudó a Río Cuarto, y conoció al amor de su vida, con quien tuvo tres hijos: Juan, Violeta y Salvador.

Pero no toda su historia es risueña: cuando tenía apenas 32 años, enviudó y su vida cambió para siempre. La sacudió, pero no la doblegó.

“Tenía bronca, pero hubo mucho amor y una red de contención. Atravesar ese dolor me hizo la mujer que soy hoy”, cuenta.

Después de un largo proceso, hoy lidera la empresa familiar La Justa Agropecuaria y la empresa de turismo Nusa Dua Viajes.

Es una mujer líder y solidaria, que entrega su tiempo a los demás para hacerlos mejor. También forma parte de la Fundación Liderazgo y Organizaciones Responsables (FLOR), fundada por Andrea Grobocopatel.

Entre sus hobbies, le gusta el agua y los deportes acuáticos, andar en cuatriciclo y moto (viene de recorrer parte de Europa), y ama caminar. También asegura que hace muy buenos asados.

– Arranquemos cronológicamente. ¿En qué ámbito creciste? ¿Cómo estaba conformada esa familia?
– Tengo a todos conmigo por suerte todavía. Mi mamá, mi papá y mis hermanos Martín y Eduardo. Nacimos y crecimos en La Carlota. Como era hermana de varones, muchos juegos eran de varones. Kartings con los bolilleros, lo que se te ocurra. Está re bueno nacer en un pueblo. Porque quedaba todo cerca. Primero fui al colegio de Hermanas, donde mi mamá daba clases. Después fui al Nacional, donde parte de mi familia había sido directora del cole. Vengo de una familia donde mi papá todavía hoy compra hacienda, algo que lo mantiene vivo, en actividad. Y en mi casa todo se medía por vacas. Las vacaciones eran una vaca y media… todo era vacas. Fuimos creciendo y mi viejo nos decía “no, eso vale una jaula de hacienda, o media jaula, o una vaca”. Y mi mamá docente. Con una vida muy sufrida, porque tenía una mamá que quedó cuadripléjica cuando ella estaba en segundo año. Asique tuve una abuela que vivió 18 años en la cama. Literal. Con un accidente en la tercer vértebra. Mi mamá profesora de francés. Una familia linda, hermosa. Que todavía hoy, a los 50 tengo a todos.

– ¿Hay recuerdos de campo en esa infancia?
– El pasto mojado. Yo tenía una amiga que nos íbamos los viernes cuando terminábamos el cole al campo. Jugar. Esa cosa de estar en un lugar disfrutando de todo. Si llovía porque jugábamos con barro y si salía el sol también. El imaginarnos todo el tiempo cosas para hacer. Hoy yo digo “dejen que los chicos se aburran”. Y las vacas del viejo, claro. Amo las vacas.

– Llegó el momento de estudiar. ¿Qué estudiaste? ¿Tenías un plan B? Es difícil elegir la “carrera para toda la vida” a los 18.
– Yo elegí y no podía volver atrás. Primero porque no teníamos tantas posibilidades económicas. Después porque en mi vida la única universidad que podía estudiar era Río Cuarto. No podía ir a Córdoba. Entonces vine a estudiar a Río Cuarto Educación Física. Y no podía dejar porque es algo que traigo en la vida. Empezar y terminar las cosas. Me recibí de licenciada en las primeras camadas, y di clases en la Universidad. Eso me permitió ganar mi primer sueldo y con él me compré un lavarropas automático. Estaba chocha (se ríe).

– ¿Cuál es tu vínculo hoy con el campo? ¿Qué es para vos “La Justa Agropecuaria”?
– La Justa Agropecuaria, para mí es un nombre con mucho significado. Yo tuve que pelear mucho por conseguir las cosas de mis chicos. Tengo un arduo camino hecho y al día de hoy, después de tantos años. Yo quedé viuda hace 18 años, a los 32. El dolor me hizo la mujer que soy hoy. Y en eso fui transitando la vida. La Justa se llama así porque conseguimos una primera parte de eso resuelto. Y el nombre tenía ese significado. Está integrada por mis chicos, Juan, que no es menor, es hijo de un noviazgo eterno que tuve cuando era chica, lo tuve a los 19, hemos crecido juntos. Después llegó Fernando a mi vida y con él vino ese amor incondicional para con Juan, y crecimos los tres juntos. Después nació Violeta, y a los 30 nos casamos. Después vino Salvador. Cuando Salva tenía 2, el “gordo” se enferma con un cáncer de páncreas y se muere en 15 días. Y me dejó esos tres hijos maravillosos. Y tiene que ver con que soñábamos ser esa familia, porque estábamos desde los 22 juntos. Ahí no podía entender mucho cómo me iba a desarrollar en el campo. Era un despelote. Pero con el tiempo fui aprendiendo y todo se fue acomodando.
– ¿Cómo te acomodaste?
– Con el tiempo aprendí de soja, de maíz, la cobertura… por ahí siento que ser productora me queda grande. Pero Andrea (Grobocopatel) me enseñó a tomar ese título. A creerme ese rol. En la pandemia yo estaba angustiada, porque la agencia de viajes obvio estaba parada. Y ella me dijo “pero si tenés el campo”. Y bueno, poco a poco me hice a la idea de que sí, eso también contaba. Y con los años me di cuenta que yo inspiro también a otros a tomar decisiones. Hacer esos tránsitos de dolor con la mejor versión.

– ¿Qué sentís que te ayudó a salir adelante?
– La convicción. Que, ojo, no sé si la tenía antes. Pero la tuve. Lo que te puedo decir es que soy aplicada. Soy buena alumna. Fernando también me dijo cosas como si supiera que esto iba a suceder. Yo tengo frases que me han acompañado mucho, “El bien del bien”; “Lo que es justo, es justo”. Rodearme de personas y escuchar. Pero en ese momento me enojaba mucho más, tenía a flor de piel el sentimiento, no podía ir a reuniones. Tenía bronca. Pero hubo amor. Mis viejos por arriba, mis hermanos al costado. La red de contención. La persona que estuvo y sigue estando en casa. Los equipos que puede formar y hace mucho que está conmigo. Y la verdad. Cuando decís la verdad te salva.
– ¿Cuál es tu visión de la mujer empresaria hoy? ¿Qué tratás de compartir, contar, al mismo tiempo alentar a otras mujeres?
– Festejo que exista Fundación FLOR porque potenciar los liderazgos responsables nos hace mejores personas. Rendir cuentas, equipos diversos, todo nos hace mejores personas. Y las mujeres necesitamos un poco creérnosla. Está la mirada del otro. A mí me tocó hablar mucho de abogados y contadores, lo que significan en una sucesión. Muchas veces hay que tener paciencia y hay que comunicar que se puede hacer bien. pero es cierto que hay que tomar riesgos. Porque la vida es una autopista llena de riesgos. Los tomamos cuando elegimos la pareja, y llevamos a tu hijo al médico, y con amigos, y también lo tenemos que tomar como personas, como mujeres. Muchas veces cuando doy una charla, la de networking, que hablo de “polinizar”, tejer redes, la de decirle a más de una que está bueno que te guste la plata, pero no por la plata en sí misma, sino porque te va a ayudar a tomar decisiones. Porque el lugar en el que estás hoy no es el que vas a estar el día que tus hijos crezcan. Mi compromiso es para aprender a tomar decisiones, no sólo de las mujeres. Yo a veces sigo pensando, como “Amor en tiempos del cólera” que después de tantos años va a venir un minuto y me va a decir, “dale que está todo bien”. Y más ahora que los chicos son grandes, porque cuando eran chicos la vida fluyó tanto, entre trabajo, escuela, etc.

– ¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
– A mí me gusta todo lo que esté relacionado con laburar, eso es un vicio. Me encanta generar proyectos. Pero lo que más me gusta hoy es que me levanto temprano… viste que cuantos más años tenés te acostás antes y te despertás temprano. Y tengo ese momento que hasta 9-9:30 el teléfono que no suene y leo, escucho música, escribo, juego jueguitos, miro tele, le doy de comer al perro. Disfruto de estar en mi casa. Me gusta recibir gente. Soy una gran asadora. El asado me conecta, el fuego, el tiempo, la espera, en vinito, la compañía, la conversación. Me gusta sentirme dueña de mi tiempo.

FUERA DEL SURCO
– Hablando de comida, ¿tenés algún plato además del asado que sea tu especialidad?
– No. Soy del asado. Si por mí fuera comería asado todos los días. Hoy entraña, mañana matambre, después costilla, después costilla de cerdo… llego a la carnicería y sé todos los cortes y lo que quiero. La entraña es un plato que me encanta porque es vuelta y vuelta, te lo como casi crudo, lo puedo combinar. También la costilla ancha. Me encanta la carne al fuego, el ruido a la sal al fuego, todo eso me parece casi una sinfonía.

– Y ahora hablando de sinfonía, ¿qué escuchás cuando ponés música?
– Hace no mucho tiempo cumplí los 50. Hice un asado. Mis hijos me taparon los ojos y vinieron Baglietto y Vitale y cantamos muchas canciones juntos. Fue maravilloso. Fue tremendo. Y en casa me hicieron fan de Serrat. Y “Es caprichoso el azar” me parece una canción de lujo. Pero también escucho mucho de lo que hay hoy. Paso de Serrat al Duki. En el medio escucho de todo. Porque la música me conecta.

– ¿Algún hobbie, algo que te baje, te desconecte y resetee para volver a arrancar?
– Juego a un jueguito en la tablet. Y me gusta salir a caminar en el horario que no me encuentro con nadie. Tipo 6 de la mañana. Me gusta mucho caminar. También soy muy outdoor: me gusta andar en moto, en cuatriciclo, vengo de recorrer Europa en moto, la lancha, el río. Lo tengo incorporado. Depende la época es para donde pico.

– ¿Series, películas, por dónde vas?
– Miro muchísimo. Trato de no engancharme con series para maratonear porque no paro. Trato de elegir lo que me a acompañar. No elijo cualquier cosa. Una película de amor me encanta. Que se yo. A mí todo me deja en el centro.

– ¿Algún lugar en el mundo que te gustaría conocer?
– Conozco un montón, pero no conozco, aunque no lo creas, Salta. Y no me hago el tiempo. Me pasó lo mismo con Cataratas, hasta que fui.

– ¿Y algún lugar que conozcas que digas, este me encantó?
– Me gusta mucho Madrid. Porque me siento como en casa. Me encuentro con amigos. Tomo café. Me gusta Londres, son todos ordenaditos. Y me gustó mucho Perú. El Cuzco es un destino que volvería mil veces. Tiene unas comidas geniales. Te digo, soy más de la comida que del museo (se ríe). Pero viviría en mi casa siempre, elijo todos los días de mi vida vivir acá.

– La última tiene que ver con alguna frase de cabecera, quizás es alguna de esas que ya dijiste, o por ahí tenés otra para soltar antes de cerrar la charla…
– Yo digo que nosotros venimos del paradigma viejo, que la vida era una sola, que el tren pasa una vez. Bueno, no. El tren pasa todas las veces que nosotros queremos construir una oportunidad. Así que por cada vez que me dijeron no, eso significa “nueva oportunidad”. Es por ahí. Ahora que los chicos usan hashtags, ellos me cargan y me dicen “hashtag todo en vida”. Tenemos que aprender a ser más empáticos, y saber que vivimos en un país lleno de oportunidades.

MUJERES EN CAMPAÑA
“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Natalia Álvarez, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó Álvarez.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.