Se trata de un producto de calidad referencial para bodegas y laboratorios, que también permitirá bajar costos. Fue desarrollado entre el INV y el INTI.
Con el objetivo de asegurar que se elaboren productos genuinos y aptos para el consumo, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), lograron el primer “Vino de Referencia Certificado” producido de Argentina.
Ambos institutos vienen desarrollando diferentes acciones conjuntas relacionadas con el aseguramiento de una mejora en la calidad de los vinos argentinos.
En el caso del vino certificado es un producto referencial para las mediciones y el desarrollo de materiales que cumplan con los requisitos fundamentales de elaboración. De esta forma, contiene los pilares en las mediciones y trazabilidad de vinos argentinos, destacan desde el INV. También permitirá bajar costos de producción.
El producto certificado estará disponible para bodegas y laboratorios enológicos, lo que permitirá verificar el funcionamiento de sus propios laboratorios, repercutiendo en el control de los procesos de producción, en la compra o venta de una partida de vino, en el cumplimiento de la normativa nacional e internacional y, finalmente, para definir decisiones acertadas.
MÁS ACCIONES
Entre otras de las acciones, el INV, el INTI y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) lanzaron el programa para mejorar el posicionamiento comercial de la cadena vitivinícola argentina, a través de la implementación de prácticas que les permita a los establecimientos escalar en niveles de sostenibilidad.
Como parte de plan de trabajo, se abordarán todos los aspectos de la actividad primaria e industrial, considerando los impactos en el ambiente, el consumo de recursos, la generación de efluentes y residuos. También, se centrará en los aspectos económicos.
Asimismo, el INTI también viene trabajando “en territorio” con la cadena vitivinícola, como el caso de la la bodega y pyme familiar “Puerta Oeste”, ubicada en la localidad de Senillosa, a 33 kilómetros de la ciudad de Neuquén.
El objetivo de Puerta Oeste era mejorar la calidad de los vinos y dotar de herramientas y metodología para optimizar las prácticas higiénicas e inocuas de la bodega, cumpliendo con los puntos clave de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM).
Para conseguirlo, recurrió al INTI y, a lo largo de un proceso de trabajo e inversiones de tres años, pasó de cumplir con un 25% del programa a lograr el 80%.