Para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la producción incluso superó levemente a la de la campaña pasada. El Ministerio de Agricultura elevó en 500.000 toneladas su estimación.
A comienzos de enero, el panorama climático era casi catastrófico para el sector agropecuario: con una significativa escasez de lluvias y una ola de calor histórica, los pronósticos productivos auguraban una muy fuerte caída de la cosecha gruesa.
Con el paso de los meses, un buen régimen de precipitaciones en febrero y temperaturas que acompañaron, permitieron revertir este daño inicial y finalmente los datos que arrojaron los monitores de rendimiento estuvieron por encima de los que se presagiaban, en una campaña con la presencia del fenómeno La Niña.
DATOS OFICIALES DE LA SOJA
En su último informe mensual nacional de estimaciones agrícolas, por ejemplo, el Ministerio de Agricultura de la Nación elevó en 500.000 toneladas su proyección de producción.
El cálculo es oficial es una cosecha que alcanzó las 44 millones de toneladas, cuando hasta el mes pasado se estimaban 43,5 millones.
Si bien son 2 millones de toneladas menos que las 46 millones del ciclo 2020/21, significa una baja de solo el 4%. A modo comparativo, esa variación negativa está lejos, por ejemplo, del 30% que cayó la cosecha 2017/18 (37 millones de toneladas) con respecto a la anterior (55 millones), en el año en que se dio la mayor sequía en 50 años.
Según el informe del Gobierno, “la cosecha está prácticamente finalizada, restando levantar algunos lotes en el sur de la provincia de Buenos Aires, norte de Santa Fe, Chaco y Formosa, los cuales representan menos del 1% a nivel nacional”.
El rinde promedio de la soja de primera fue de unos 30,3 quintales por hectárea, mientras que el de la soja de segunda se ubicó en 22,7 quintales, y “fue mejorando a medida que avanzaba la cosecha”.
UNA BOLSA CON MÁS PRODUCCIÓN
Por su parte, en su Panorama Agrícola Semanal (PAS), la Bolsa de Cereales de Buenos Aires dio por finalizada la cosecha 2021/22, con un volumen de 43,3 millones de toneladas.
Este dato, si bien es similar al del Gobierno, lo que difiere es que supone un sorpresivo incremento respecto a la cosecha anterior, del 0,5%, ya que para la entidad porteña, el ciclo 2020/21 tuvo una producción sojera de solo 43,1 millones.
La clave es que de acuerdo a esta proyección, el rendimiento promedio nacional orilló los 28 quintales por hectárea, un 4,1% por encima de los 26,8 quintales de la campaña anterior.
La campaña 2021/22 de #soja🌱finaliza con una producción acumulada de 43,3 MTn y un rendimiento medio de 27,9 qq/Ha.#DatosPAS📄#PAS👉🏻https://t.co/BlvNV0myHL pic.twitter.com/moIpttyzdg
— Bolsa de Cereales ETyM (@BolsadeC_ETyM) June 23, 2022
En este marco, hubo una gran disparidad a nivel regional:
La falta de humedad y las altas temperaturas a mediados del mes de enero afectaron al cultivo mientras las siembras tempranas se encontraban iniciando su periodo crítico sobre el centro del área agrícola.
El Núcleo Norte y Sur reportaron rendimientos medios de 29,5 y 32,4 quintales por hectárea, representando mermas del -14 y – 2,4 %, respectivamente, comparado a los rendimientos medios de las últimas 5 campañas (Rendimiento medio Núcleo Norte U5A: 34, 4 qq/Ha y Rendimiento medio Núcleo Sur U5A: 33,2 qq/Ha).
Hacia el norte del área agrícola, la ausencia de lluvias sobre el NOA durante gran parte del ciclo del cultivo generó importantes mermas: un rendimiento medio de 21,7 qq/Ha, 15,2 % por debajo del rendimiento medio de la campaña 2020/21 (25,6 qq/Ha).
El NEA dio por concluida la campaña 2021/22 con un rendimiento medio de 28,9 qq/Ha, un 38,5% por encima de la anterior campaña, favorecida por las lluvias registradas durante los meses de febrero y marzo.
Sobre el sur de Buenos Aires y La Pampa, donde más de un 75% del área sembrada corresponde a planteos de soja de segunda, la producción acumulada alcanzó las casi 1,3 millones de toneladas y un rendimiento medio de 15,6 qq/Ha, un 5,5% por debajo de la campaña 2020/21, como consecuencia de la falta de humedad y las heladas tempranas de finales del mes de marzo, cuando gran parte del área se encontraba en pleno llenado de grano.