En la apertura oficial del 30° Congreso Aapresid, el presidente de la entidad, David Roggero, hizo una férrea defensa de la siembra directa y la necesidad de cuidar los suelos. También reclamó “reglas claras y estables”.
El presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), David Roggero, reforzó este miércoles la defensa de la siembra directa como un sistema de producción sustentable y que protege los suelos, ante el avance que tuvo en los últimos años la labranza y sobre lo que Aapresid ya encendió las alertas en numerosas oportunidades.
“A suelo abierto” es el lema del 30° Congreso de Aapresid que comenzó hoy, y en el acto de inauguración Roggero lo comparó con “una operación a corazón abierto”.
“Lo que buscamos es adentrarnos en la aventura de abrir algo muy delicado e indispensable para la vida, como el suelo, con el fin de cuidarlo; jamás dañarlo. Porque sin él, la vida es inviable”, remarcó Roggero en la apertura de su discurso.
LA HISTORIA DE LA SIEMBRA DIRECTA
El productor cordobés recordó que se están cumpliendo 50 años desde “aquellos primeros locos que nos vinieron a demostrar que el camino que estábamos llevando adelante para producir alimentos, fibras y energías eran equivocados”.
“Hace 10.000 años que el hombre creyó que la labranza era la modalidad indicada. En ese momento, quizás sí lo era. En 2022 podemos asegurar con certeza que el camino indicado es el de la siembra directa. Es tan disruptivo pero evidente, como si alguien nos quisiera decir hoy que se corre más rápido hacia atrás que hacia adelante”, comparó el titular de Aapresid.
También reconoció que a simple vista quizás cuesta ver las diferencias entre la siembra directa y el arado tradicional, pero enfatizó que es la ciencia la que amplía esa visión, mostrando que no es lo mismo, sobre todo en lo relacionado a cómo la labranza, por mínima que sea, acelera los procesos de degradación de la materia orgánica.
“El resultado es un suelo carente de vida e incapaz de subsistir como base para el desarrollo de la humanidad. Y esta materia orgánica degradada se transforma además en dióxido de carbono, que contamina. Son cosas a las que debemos prestar atención si queremos que la Tierra siga con vida”, afirmó.
COBERTURA Y NUTRICIÓN
Para Roggero, los casos de labranza, en la actualidad, solo pueden justificarse en casos excepcionales, como aquellos cultivos o frutos que crecen bajo la tierra e inevitablemente hay que remover la tierra para extraerlos.
En cambio, otros argumentos como la dificultad de combatir malezas o la baja infiltración, se contrarrestan con otras prácticas agronómicas que son necesariamente complementarias a la siembra directa y que contribuyen también a producir más y mejor, cuidando el suelo.
“El no remover la tierra es el primer paso de la siembra directa, pero no es suficiente para el objetivo final deseado. Hay que sumar los cultivos de servicios, o lo que nosotros denominamos agricultura siempre verde. Y también devolver al suelo los nutrientes que nos llevamos en granos, frutos o carnes”, mencionó Roggero.
Y resumió: “La humanidad nos exige ser cuidadosos con el ambiente, tenemos que poder dar respuesta a ello”.
PEDIDO AL GOBIERNO
Por último, si bien Aapresid es una entidad que representa a productores desde el punto de vista técnico y no gremial empresario, Roggero se reservó los últimos párrafos para hacer un pedido a los actores políticos del país.
“Es indispensable tener reglas claras y estables en el tiempo para garantizar la productividad. Se necesitan medidas por tiempos que van más allá de una campaña agrícola”, concluyó.