Las enfermedades de transmisión sexual en bovinos (ETS) son un problema en los sistemas con monta natural
“Mejor prevenir que curar”, dice el refrán popular. Y así lo es con las enfermedades de transmisión sexual en bovinos (ETS) que fueron, son y serán un problema en los sistemas con monta natural, en tanto y en cuanto no se revisen, diagnostiquen y eliminen los toros positivos de los rodeos.
En ese sentido, Roberto Daniel Neumann del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) realizó un articulo en el que explica el desafío de controlar las enfermedades de transmisión sexual en bovinos.
Enfermedades venéreas en bovinos
La tricomoniosis bovina (Tritrichomonas foetus) y la campylobacteriosis genital bovina (Campylobacter fetus subespecie venerealis) son dos enfermedades reproductivas de transmisión sexual que pueden afectar notablemente la rentabilidad del sistema de cría bovina.
“Estos dos agentes, un protozoario y una bacteria, aunque filogenéticamente están muy alejados, tienen una epidemiología similar. No tienen formas de vida libre, y habitan tanto el aparato genital masculino como femenino. El toro infectado se comporta como un portador asintomático de por vida, por lo cual, mantiene su fertilidad, su libido y no presenta ninguna lesión”, indica el artículo.
Para el caso de las hembras, en cambio, se contagian en el momento mismo de la monta y al quedar preñadas, en general, sufren muertes embrionarias tempranas, eventualmente abortos e infertilidad transitoria. En algunos casos, pueden llevar la preñez a término y parir normalmente. Comúnmente, luego de abortar, la inmunidad local a nivel de mucosa vaginal y uterina barren con estos agentes, quedando la hembra sana y apta para preñarse.
“Hasta un 5% de las hembras pueden quedar infectadas entre una temporada reproductiva y la siguiente, pero su importancia en la epidemiología de la enfermedad es mínima comparada con el rol del toro”, explica.
Cómo tomar las muestras
De acuerdo al artículo publicado por el Centro de Investigaciones Agropecuarias, las muestras deben tomarse, por lo menos, 30 días después de finalizada la temporada de servicio de manera tal de permitir, en el caso de que el toro estuviese infectado, tener una buena colonización a nivel de prepucio. Generalmente, la muestra prepucial se toma mediante raspadores (hisopo metálico o de plástico). La Comisión Científica de Enfermedades Venéreas de la Asociación Argentina de Veterinarios de Laboratorio de Diagnóstico (AAVLD), recomienda un mínimo de dos muestreos en toros de establecimientos sin antecedentes de ETS; ante la aparición de toros positivos, se deberán realizar tantos muestreos como fuere necesario, hasta obtener dos muestreos negativos consecutivos.
Entre muestreos no debe haber menos de 15 días de intervalo. Se deben muestrear todos los machos enteros que vayan a entrar en el servicio siguiente (incluidos los toritos “vírgenes”), al igual que todo reproductor macho que ingrese al establecimiento. Los muestreos deben hacerse anualmente, en todos los rodeos, inclusive aquellos que no tuviesen antecedentes que hicieran sospechar de la presencia de estas enfermedades. El diagnóstico etiológico se lleva a cabo en laboratorio, y el toro positivo debe ser eliminado, desaconsejándose el tratamiento de los mismos ya que se presentan fenómenos de resistencia. El consumo de estos animales descartados, no conlleva ningún riesgo para la salud humana.
El impacto productivo de estas enfermedades, puede llegar a una disminución en un 25% de las tasas de preñez. Además, aquellas hembras que perdieron la concepción, reciclaron y se preñaron al final de la temporada de servicio, en las temporadas subsiguientes seguirán siendo cola de preñez, y recordemos que aquellos terneros nacidos en la cola de parición, tienen un menor peso al momento del destete y menos kilos de carne por hectárea, lo cual impacta negativamente en la rentabilidad del sistema. A su vez en sistemas muy eficientes, con excelentes indicadores reproductivos, puede ocurrir que al tacto estas hembras vacías que abortaron oportunamente, sean descartadas (siendo hembras sanas). Tengamos en cuenta el costo y el tiempo que insume criar una hembra bovina para reproducción.