Teniendo en cuenta el escenario climárico, es fundamental mantener este recurso para atravesar los meses más crudos de La Niña que todavía quedan por delante. Las recomendaciones de un experto del INTA Balcarce.
No todas las pérdidas productivas y económicas de la sequía están afectando a la producción agrícola. Bajo estas circunstancias, la ganadería, en plena época de servicio, con un madre de cría con ternero al pie, la están pasando peor.
“En condiciones desafiantes no queda otra opción más que monitorear el stock y la tasa de crecimiento del pasto”, expuso Germán Berone, investigador del INTA Balcarce durante una reunión virtual organizada por CREA sobre estrategias de manejo de recursos forrajeros en años secos.
Ante las condiciones climáticas adversas para la producción de pasto, Berone explicó que cuando se procedió a suplementar, entre octubre y noviembre al rodeo, el pasto creció de manera significativa, opuesto a lo ocurrido en un campo que no realizó la suplementación estratégica.
Por esta razón, se estima que, al comenzar el período de producción estival descendente –potenciado por la sequía–, la caída de la oferta en el período de verano no será tan pronunciada.
Como parte de esta estrategia, el experto de Balcarce sostuvo que sería aconsejable la nutrición mineral de la pastura, con nitrógeno, para generar macollos y promover un crecimiento sustancial de la materia seca disponible, si empieza una recomposición de las lluvias desde febrero.
Por su parte, según Berone, ante el contexto actual en que el pasto es un recurso escaso, siempre deben “castigarse” las pasturas más antiguas y los verdeos anuales, de manera tal de evitar el sobrepastoreo de pasturas jóvenes y pastizales.
MÁS CONSEJOS
El profesor adjunto de la Universidad Nacional del Litoral, José Martín Jáuregui, explicó que la alfalfa requiere tiempo para desarrollar un gran sistema radicular.
“Si no logramos un volumen de biomasa aérea, no podemos asumir que la alfalfa tendrá una raíz desarrollada, razón por la cual es conveniente demorar lo más posible los pastoreos de las alfalfas de primer año”, aconsejó.
“Cuando nos quedamos sin pasto, es habitual que nos desesperemos, pero tenemos que frenar un poco, buscar alternativas y planificar el uso de los recursos para evitar comprometer la productividad futura de las praderas”, apuntó.
Por su parte, Gonzalo Berhongaray, líder del área de Lechería de CREA, recomendó, al momento de planificar el maíz tardío en la presente campaña, emplear híbridos con un ciclo de madurez adecuado y con los últimos eventos que aseguren un control efectivo de plagas y, finalmente, no desatender la fertilización (nitrógeno y fósforo).
El asesor indicó que, hay que definir la densidad cerca de la fecha de siembra del maíz tardío en función de los pronósticos meteorológicos, planteando reducciones menores con un buen pronóstico y mayores con peores pronósticos, respecto de la densidad empleada en planteos de siembras tempranas.
FORRAJE
Las recomendaciones de los técnicos se está llevando adelante como parte de un proyecto internacional orientado a mejorar de manera sustancial la cosecha de pasto en diferentes condiciones ambientales.
Este proyecto es financiado por el Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda y por Fontagro, una organización creada por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La iniciativa es liderada por INIA Uruguay y actúan como co-ejecutores el INTA de Argentina y el INTA de Costa Rica, mientras que en Argentina, los miembros asociados al proyecto son CREA y Gentos, mientras que en Uruguay es la Federación Uruguaya de Grupos CREA (Fucrea).