En el norte de Chubut y sur de Río Negro, Compañía de Tierras Sud Argentino tiene 365.000 hectáreas en las que produce carne ovina y bovina, lana, animales de genética avanzada y madera. Ronald Mac Donald, administrador de los establecimientos, cuenta cómo es el modelo productivo.
Ronald Mac Donald es oriundo de Tierra del Fuego y llegó hace 30 años al norte de Chubut y sur de Río Negro, al pie de la Cordillera de Los Andres, donde Compañía de Tierras Sud Argentino –empresa argentina en manos del Grupo italiano Benetton– tiene cuatro establecimientos productivos, distribuidos en 365.000 hectáreas: Leleque, Maitén, Pilcañeu y Montoso.
Mac Donald (foto) es el administrador general de estos campos y ante cada pregunta, responde con la precisión de una computadora: se sabe al detalle, como si fuera su DNI, todos los datos correspondientes a la producción que la Compañía realiza en esta zona del país, donde producir es una quimera: llueven solo 400 milímetros al año, en el invierno queda todo tapado de nieve y las heladas son una posibilidad cierta los 365 días de cada ejercicio.
En el marco de una visita de periodistas a las estancias Leleque y Maitén, Infocampo dialogó con Mac Donald, quien describió todas las características del modelo productivo que integra corderos, novillos y árboles a más de 600 metros de altura sobre el nivel del mar, y con un plantel de empleados de 120 personas.
LAS OVEJAS, LA BASE
El pilar productivo de la Compañía es la ganadería ovina, tanto para lana, como para carne y también para cabaña.
Crían las razas Merino Australiano y Polled Merino con un plantel de 1.500 ejemplares puros de pedigree, 14.000 merino puros registrados y una majada general de 64.500 animales.
“Si sumamos los corderos que nacen entre octubre y noviembre de cada año, son más de 100.000 animales. Tenemos una tasa de extracción de entre 13 y 14.000 para cubrir el mercado local de capones y ovejas de refugo, y corderos. Y unos 1.100 carneros para venta a terceros”, enumera Mac Donald.
La producción de lana tiene números también sorprendentes, tanto en cantidad como en calidad: esquilan más de 80.000 animales por año, con un peso promedio de cinco kilos de lana por animal y una finura de 19,4 micras, un valor de los mejores que se pueden conseguir.
En cuanto a los animales para genética, están todos inscriptos y tienen un sistema de evaluación genética con DEPS (Diferencias Esperadas entre Progenies). Y la reproducción se hace con las mayores tecnologías: transplantes de embriones con genética propia e inseminación artificial con semen fresco y congelado.
La apuesta es a lograr corderos Merino que, además de tener buena calidad de lana, resulte más blando de engorde y se distinga también por sus cualidades carniceras.
LOS BOVINOS, EL COMPLEMENTO
Una de las características que resalta en el l modelo que aplica la Compañía en esta zona del país es que todas sus producciones están interrelacionadas.
El grueso de la alimentación es a base de pasturas naturales o implantadas, en un esquema de rotación en el que primero pasan los bovinos, para comer el pasto alto, y luego la oveja se alimenta de las bases.
En cuanto a los bovinos, la Compañía cría la raza Polled Hereford con un plantel de unas 9.000 cabezas, de las cuales más de 3.000 son madres con ternero al pie y unas 800 vaquillonas de primer servicio.
Aquí también hay dos destinos de la producción: parte va para faena, pero también se lleva adelante una cabaña con 260 vacas de pedigree y Puras Registradas, incluidas en un 80% en un programa de inseminación artificial a tiempo fijo.
“Unos 2.800/3.000 animales salen a faena por año, el resto es todo para recría, reposición y para la cabaña”, explica Mac Donald.
Los indicadores productivos son de vanguardia: en el caso de las vaquillonas de primer servicio, por ejemplo, logran porcentajes de preñez de entre 94 y 97%. En hembras que van por el segundo o tercer entore, la cifra promedio se reduce, pero se mantiene cercana al 90%, un valor alto.
“Una vez que paren, en diciembre se les hace otro servicio hasta que destetan en febrero o marzo. El destete es estacionado a los siete meses, con terneros que ya alcanzan los 190 kilos: de toda esta zafra, un 35% aproximadamente se vende a feedlots. La gran mayoría de los machos y solo una parte de las hembras”, continúa Mac Donald.
LA FORESTACIÓN, LA TERCERA PATA
La llegada de Mac Donald a la compañía coincidió con la decisión de Compañía de Tierras Sud Argentino de encarar, a partir de 1992, un plan de forestación, con la implantación de pinos en las bases y laderas de las montañas.
Hoy, son 9.400 hectáreas que hay plantadas y el objetivo es llegar a 16.000. Parte ya tiene 30 años de desarrollo, que es el tiempo óptimo de crecimiento: es decir, son árboles que ya están en condiciones de producir madera, y la Compañía está definiendo una inversión para realizarlo.
Uno de los aspectos destacados es que los pinos también se integran al modelo productivo. “Se aprovechan estos bosques de manera silvopastoril para la cría de los capones ovinos”, resume Mac Donald.