Por el momento, los derrumbes de las estimaciones inciden en subas en el mercado local, pero no impactan todavía en Chicago.
En un escenario de elevadas temperaturas y sequía prolongada en los cultivos de gruesa, las estimaciones indican que la oferta de maíz 2022/23 será la menor de la última década.
Según detalló Dante Romano, del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, las condiciones climáticas adversas generaron un impacto negativo en las proyecciones de rinde.
“Se esperaba que fueran mejores a esta altura del año”, sostuvo, al referirse a las proyecciones productivas. En este punto, detalló que mientras el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) ajustó a 40 millones de toneladas (un recorte de 7 millones con respecto al informe previo), las bolsas de Buenos Aires y Rosario recortaron a 37,5 y 35 millones de toneladas, respectivamente.
Pero de no llegar las lluvias, estos números podrían continuar en caída. “Estamos ya en niveles mínimos de oferta en diez años”, advirtió Romano.
“Esta semana se espera el paso de algunos frentes de tormenta sobre Argentina, que podrían revertir algo la merma productiva. El problema es que se trataría de aportes menores, en momentos donde muchos de los cultivos tardíos ya están avanzando en etapas reproductivas”, añade.
Con esta situación como telón de fondo, explicó que el Gobierno dispuso postergar por 180 días las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior de maíz con embarque de marzo a julio. Así, se quita presión sobre los compradores en cuanto a sus compromisos de embarque.
QUE PASA CON LOS PRECIOS
Si bien la baja productiva en Argentina llevó las cotizaciones del maíz disponible y abril a precios elevados, los valores internacionales no reflejaron esas expectativas. Esto puso a los productores frente a una encrucijada: si cumplían con sus compromisos de embarque, perderían dinero.
“Veníamos viendo que o las primas de exportación en Argentina se disparaban todavía más para convalidar los precios que pretenden los productores, o se iba a hacer muy difícil cumplir los negocios proyectados”, explicó. Y agregó: “Finalmente ocurrió lo segundo y los precios comenzaron a ajustar a la baja“.
Al momento de aconsejar a los productores sobre la estrategia comercial a seguir, Romano recomendó vender tanto maíz temprano como remanentes del año pasado, para financiarse hasta que aparezca una nueva versión del dólar soja. “Es necesario prestar atención a los precios para fin de año y para la campaña 23/24 que parecen altos frente a la recomposición productiva proyectada”, concluyó.