Una empresa forestal de Misiones es un ejemplo de diversificación: sumó un esquema ganadero, que se articula en base a 3.000 cabezas, en un ciclo completo dentro de un sistema silvopastoril.
En Misiones, la producción forestal encontró en la ganadería bajo un sistema silvopastoril una vuelta de tuerca productiva para agregar valor y sustentabilidad.
Es el caso del Grupo Gruber, una empresa familiar que en sus inicios se enfocaron en toda la cadena de valor forestal y luego incursionaron en la ganadería.
La empresa comenzó en 1976, a partir de los tres hermanos Gruber, que fundaron el Establecimiento Don Guillermo, un aserradero que se expandió y se enfocó en toda la cadena de valor de la madera.
Su lista de actividades es por demás amplia y abarca desde la forestación hasta la construcción en madera y la generación de energía eléctrica por biomasa, a partir de los residuos industriales.
LOS BENEFICIOS DEL SISTEMA SILVOPASTORIL
La ganadería llegó a partir de la adquisición de 6.000 hectáreas en la localidad de 9 de Julio.
De este modo, los hermanos Gruber, sus hijos y sobrinos articularon en estos años un esquema productivo de 11.500 hectáreas, en donde la estrella es la foresto industria, pero con un fuerte acento ganadero.
En el marco de una jornada organizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la empresa mostró cómo llevan adelante un esquema de producción silvopastoril, que entre otras virtudes genera captura de carbono, con un balance ambiental positivo.
En las 11.500 hectáreas de la empresa se encuentra Estancia La Emilia, que lleva el nombre de la madre de los tres hermanos. En el establecimiento se lleva a cabo desde 2004 un esquema de ciclo completo, que ostenta un porcentaje promedio de preñez y destete de 83% y 70%, respectivamente.
En la actualidad, el rodeo se compone de 3.000 cabezas de las razas Brahman y Brangus, de las cuales unas 1.200 son madres.
Los primeros animales llegaron como parte de pago de ventas de madera y casas construidas, pero con el correr de los años afinaron la genética con ejemplares de Estancia La Lila y otros establecimientos como Proapro, Tabaretá y La Higuera.
MANEJO PRODUCTIVO
En La Emilia trabajan con dos épocas de pariciones, en donde la principal se produce entre junio y octubre, a partir de los servicios de primavera. Además, hay un lote de terneros que nacen entre enero y febrero, tras los servicios de otoño.
En ambos casos, permanecen al pie de la madre y tras ser destetados con un peso de 150 a 160 kilos, pasan a una recría estabulada, que entre otros objetivos busca implementar el plan sanitario y nutricional de modo rápido y eficiente.
Una vez que finaliza esta fase, el rodeo pasa a una recría a pasto, que se extenderá por espacio de 12 meses. En esta etapa, se arman grupos de 120 a 140 animales y se distribuyen por distintos sectores del campo y se complementa con suplementación a grano a corral. El peso de faena de los animales se ubica sobre los 450 kilos.
La infraestructura de La Emilia es fundamental para lograr eficiencia durante todo el ciclo. En el campo cuentan con 25 corrales para hacienda, distribuidos en diferentes sectores del establecimiento.
En paralelo, se destinan unas 250 hectáreas para la producción de granos destinadas al feedlot, como maíz y sorgo. Para estabilizar la oferta forrajera, los cereales son ensilados.
MADERA Y VACAS, JUNTAS
Un 75% de la superficie del grupo está compuesta por vegetación nativa y un 9% se destina a la producción silvopastoril, una de las características distintivas en el esquema ganadero de los misioneros.
LE2
Este sistema se basa en un lote de Pino teada, plantado en 1986 y con una densidad inicial de 1.500 plantas por hectárea. Luego de una serie de raleos, en 2005 se sembró la pastura Brachiaria Brizantha, que representó el puntapié inicial para el sistema silvopastoril.
En 2010 y con una mejora en la densidad de plantación en pino, se plantaron especies forestales nativas y algunas exóticas, con una doble finalidad: aumentar la biodiversidad y lograr producción de madera para aberturas.
El esquema contempla un pastoreo rotativo, que varia de acuerdo a la disponibilidad forrajera. En este sistema, pastorean sobre todo novillos de recría, con una carga animal variable. En total, el sistema silvopastoril ocupa una superficie de 100 hectáreas.
Uno de los aspectos que guía la producción en La Emilia es la sustentabilidad. Además de la captura de carbono que representa el sistema silvopastoril, exploran otras opciones. En este sentido, elaboran compost a partir de los residuos que genera la actividad ganadera, que son gestionados y utilizados para devolver al suelo materia orgánica y vida microbiana.
En ese rincón de Misiones y a pocos kilómetros de Brasil y Paraguay, la familia Gruber encontró la vuelta a la producción forestal, con alto agregado de valor tanto en la madera como en la actividad ganadera.