Para el Rosgan, el mercado de reproductores sufrió uno de sus peores años, sobre todo durante los primeros 10 meses de 2023. Medido en kilos equivalente de novillo, el valor de venta se redujo un 30%


Se deja atrás un año sumamente complejo y desafiante para el sector ganadero, en particular para el criador, uno de los eslabones más golpeados por la sequía y probablemente el que mayor descapitalización haya sufrido debido al desprendimiento forzado de hacienda que realizó en momentos donde los precios lógicamente se encontraban más deprimidos.

En este contexto, el último informe del Rosgan, sostiene que el mercado de reproductores también sufrió uno de sus peores años.

Durante los 10 primeros meses, el productor de toros enfrentó un escenario sumamente adverso, en medio de un proceso inflacionario acelerándose a ritmo creciente, con costos de los principales insumos ajustando en muchos casos por sobre la inflación.

Pero además, estos productores se vieron afectada por el flagelo de la seca que atravesó todo el sector y se vieron obligados a trabajar con una demanda totalmente exhausta, que inevitablemente apeló a restringir por completo su nivel de inversión, posponiendo o incluso rescindiendo el reemplazo de toros para priorizar la recomposición de su rodeo núcleo.

Por esa razón, gran parte de los servicios de otoño no llegaron a completarse de acuerdo a lo programado, mientras que los de primavera se vieron demorados por la llegada de las lluvias. Esto, configuró por momentos, un mercado sumamente pesado, con escasa capacidad de compra por parte de los productores.

MERCADO AJUSTADO VIA PRECIO
En este contexto, el mercado de reproductores terminó ajustando vía precios. De acuerdo a las estadísticas que surgen de las ventas realizadas en los principales remates y exposiciones del país, los valores pagados por los reproductores machos este año resultaron significativamente inferiores a los de 2022.

Medidos en equivalente kilos de novillo, el valor promedio de los reproductores comercializados durante la presente campaña se situó en torno a los 1.760 kilos que, comparado con los 2.500 kilos promedio resultantes de la zafra anterior, marcan un retroceso promedio del 30% anual.
Comercialmente, en una primera etapa, se observaron condiciones muy beneficiosas para los compradores, con mayores plazos de financiación, bonificaciones de fletes, descuentos por pre ofertas y demás condiciones tendientes a dinamizar las ventas.

A partir de los últimos tres a cuatro meses, con tasas financieras mucho más elevadas y en un contexto inflacionario escalando aceleradamente, el mercado terminó ajustando significativamente los plazos ofrecidos.

ALIVIO ESPERANZADOR
Si bien esto se dio en convergencia con una demanda que comenzaba a activarse nuevamente ante el alivio proveniente desde el punto de vista climático y en un escenario donde la hacienda para faena empezaba a corregir sus valores, el mercado de reproductores no logró acompañar esta adecuación de valores perdiendo aun mas puntos en esta relación.
En efecto, una relación incluso más directa se ve reflejada en el valor de reposición de un reproductor medido contra el valor de mercado de un toro de descarte con destino faena.

En los primeros meses de la campaña el valor de un reproductor -que por aquel entonces fluctuaba entre 1 millón y 1,2 millones de pesos corrientes- equivalía al valor de aproximadamente 5 toros de descarte, considerando un toro de 700kg al valor promedio marcado para la categoría en el MAG.

En tanto, en los últimos dos meses del año esa misma relación de valores, se cayó a la mitad, es decir que con menos de 2,5 toros de descarte era posible hasta las últimas semanas reponer un reproductor para ser utilizado -dependiendo del manejo- en al menos 3 a 4 años.

Por su parte, otro punto interesante a destacar es que, a pesar de las particularidades que impuso este año el contexto climático, la dinámica general que se observa en las estadísticas provistas por el Senasa -en relación al traslado de toros con destino cría o reproducción- no se vio mayormente alterada respecto del comportamiento promedio de años anteriores, siendo el período de mayor movimiento de reproductores en los meses de agosto a octubre donde se concentra usualmente cerca del 60% de la zafra.