La empresa Indigo apuesta fuerte al desarrollo de biofungicidas en Argentina. “Tenemos una biblioteca de microorganismos que nos permite ofrecer soluciones customizadas para las empresas”, afirman.
En un contexto en el que no solo las malezas se han vuelto resistentes, sino que también comienzan a hacerse más comunes los casos de insectos y de hongos a los que las aplicaciones de fitosanitarios no les producen el efecto de control deseado, los productos biológicos emergen como una posible solución.
Además de lo que pueden aportar en materia de nutrición y estimulación los biofertilizantes y bioestimulantes, los biofungicidas están creciendo en adopción precisamente porque logran este objetivo de controlar una enfermedad con la misma efectividad de un químico, pero con la ventaja de no generar riesgos de resistencia, además de reducir la huella ambiental.
En ese camino se inscribe la firma Indigo, que en el último congreso EnBio desarrollado en Villa María, estuvo mostrando su amplia paleta de insumos biológicos para el agro.
En concreto, se trata de numerosas tecnologías para tratamiento de semillas; puntualmente, de soja, maíz, trigo y cebada.
“Tenemos una biblioteca de microorganismos que nos permite ofrecer soluciones customizadas para las empresas”, comentó a Infocampo Juan Busto, director Comercial de Indigo en Argentina.
EL POTENCIAL DE LOS BIOFUNGICIDAS
Según la mirada de Busto, el mercado de biológicos viene creciendo rápidamente, a una tasa por encima del 10%, que es significativa en relación a la evolución del mercado de agroquímicos.
Indigo, presente en Argentina desde 2017, es una de las empresas expertas en biológicos y para Busto “las tecnologías de tratamiento de semillas en que nos especializamos, ofrecen la posibilidad de que el productor pueda reemplazar productos químicos, con los mismos resultados”.
Aunque la paleta de productos de Indigo es amplia, Busto reconoció que están apostando a desarrollar el segmento de biofungicidas.
“Tenemos un espectro grande de productos, basados en trichoderma y bacilos, que aportan controles similares a los de un fungicida tradicional, los pueden reemplazar sin problemas”, resumió.
E incluso sostuvo que aportan una ventaja extra: su residualidad. “Estos microorganismo hacen asociaciones biológicas con las plantas y así extienden su efecto durante todo el período vegetativo del cultivo”, explicó.