Con más de 160.000 seguidores entre Instagram y TikTok, Hilario Güiraldes es otro de los jóvenes que acerca al campo a la ciudad a través de las redes. Es el nuevo protagonista de Tierra de Historias®.
Que Hilario Güiraldes esté en este momento estudiando Agronomía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) no es una casualidad, sino más bien una causalidad.
Cuando relata sus orígenes, cuenta que ya al año de vida le regalaron un “petiso” para montar, y que comenzó efectivamente a andar en un ejemplar de esta raza de equinos pequeños a partir de los tres años.
Durante toda su infancia y su adolescencia, construyó una vida atada a la ruralidad, y de allí deviene su interés por trabajar en el campo y estudiar una de las carreras asociadas al mismo, más allá de que reconoce que en algún momento dudó con Abogacía, la profesión de su madre.
Pero lo que quizás apareció de sorpresa en su camino fue la fama a través de las redes: con tan solo 20 años, es otro de los jóvenes “agroinfluencers” que acercan al campo a la ciudad en Argentina, con más de 160.000 seguidores entre TikTok e Instagram, donde se destaca por subir videos con grandes dosis de humor.
Precisamente, menciona que su objetivo es “que la gente se divierta”, porque considera que es la mejor manera de que “se amigue con el campo”.
Por eso, Hilario fue elegido como el protagonista de un nuevo capítulo de la serie de podcast Tierra de Historias®, producida de manera integral por Profertil y conducida por el periodista Juan Ignacio Martínez Dodda.
Un extracto de esta entrevista, que se puede escuchar en la cuenta de Spotify de Tierra de Historias o al finalizar esta nota, se reproduce a continuación:
-Lo primero que te quiero preguntar es un clásico de este podcast: ¿cuál es tu historia familiar vinculada al campo?
-Yo me crie toda la vida en el campo; de hecho, mi casa es como si fuera una quinta. Mi padre es domador de caballos y mi madre es abogada, pero también apasionada por el campo por herencia familiar, así que desde recién nacido andábamos a caballo; y ya a los tres años comencé a andar solo en un petiso.
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-Si cerrás los ojos, ¿qué recordás de esa época de niño? Sensaciones, sabores, olores…
-Me pasó cuando viene para Buenos Aires que, al volver allá después de un mes, empecé a darme cuenta cómo extrañaba el olor a bosta, a tierra mojada, al sudor del caballo, a cosas que uno ni piensa.
-Hablaste de cuando viniste a Buenos Aires, ¿qué cosas son las que te ha costado más adaptarte?
-Primordialmente, el ruido. Porque si bien había venido, por ejemplo a las rurales de Palermo, era cuando mucho tres días. Es totalmente diferente vivir. También con la cantidad de gente, y que andan acelerados, no se relajan, no caminan despacio, dos segundos, van todo corriendo, es impresionante.
-Te viniste a Buenos Aires para estudiar Agronomía. ¿Fue tu único plan o tenías un plan B, algo que no tuviera que ver con el campo?
-No, siempre busqué algo relacionado con el campo, ya sea directa o indirectamente. Por ejemplo, a nivel de carreras, al principio estuve muy indeciso entre Veterinaria y Agronomía. Y había una opción que era como un plan C que era Derecho, que siempre me gustó también porque mi madre y mi tío son los dos abogados. Pero me terminé diciendo por Agronomía.
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-¿Qué crees que pueden aportar los jóvenes de tu generación, que son “nativos digitales”, más aggiornados a lo que son las nuevas tecnologías para obtener información?
-La verdad que mucho. He ido a muchas charlas sobre el campo y normalmente siempre se recalca lo mismo: que el campo tiene un problema principal y que es que se quedó atrás en la propagación de información. Es por eso que siempre se lo ataca, porque la gente no tiene información. Si supieran lo bien que hace el campo, cómo funciona, lo terminarían ayudando. Es la base de todo, no solamente en Argentina sino en todo el Planeta. Todos vivimos del campo, ya sea directa o indirectamente, para comer un vegetal o para comer un pedazo de carne, o para construir lo que sea. De hecho, hoy en día se están construyendo un millón de cosas con biomateriales, y ya tenemos los biocombustibles, los bioplásticos, un millón de cosas más que gracias a Dios se están descubriendo y ayudan mucho más al medio ambiente. Hay que lograr que al campo se lo vea como más amigo, que se conozca por qué se hacen tales cosas, por qué se cría de tal manera el ganado, o se cosecha de tal forma, para que más gente se amigue con el campo, y le gusta, quiera estudiar. Es lo más lindo que tiene la Tierra.
-Hablando de eso, tenés más de 125.000 seguidores en TikTok y más de 45.000 en Instagram. ¿Cómo fue este proceso para convertirte en un agroinfluencer?
-Yo empecé con esto de las redes sociales en el campo, obviamente todo el tiempo porque es como decía anteriormente hay que divertirse, hay que llevarlo de la mejor manera. Entonces siempre hacíamos chistes con mis amigos, con mi familia, nos filmamos haciendo tal cosa, tal otra. Un día dije vamos a publicarlo, penetra en las historias y justo aparece TikTok, que fue más fácil aún. Subíamos todo así nomás, sin demasiada edición, era hacer videos por hacer y a la gente le empezó a gustar todo lo relacionado al campo. Entonces empecé a prestarle más atención y a mostrar algunas cosas, para ver si a la gente le gustaba. Así empezamos a mostrar cómo eran las tareas diarias en el campo, como por ejemplo curar una vaca, un ternero o una oveja, o cortarle las crines a un caballo. Y así me fui encontrando con que a la gente le atraía cosas que no pensé que pudiera interesarles, e incluso con mucha gente con la que intercambié conversaciones y opiniones. Entonces le empecé a meter y la cantidad de seguidores se fue dando, pero sinceramente es un dato menor, lo que yo busco es que los videos tengan gracia, que la gente se divierta.
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-¿Tenés algún hobby o actividad que te despeje la cabeza y que no tenga que ver con el campo o con estudiar?
-La verdad no tengo algo puntualmente como hobby. Lo primero que hago es tratar de ir al campo ni bien pueda terminar de rendir o tenga un espacio. Me escapo para el campo, para andar a caballo, matear en la tranquilidad.
-La última pregunta tiene que ver con tus sueños, desafíos… ¿Qué te imaginás haciendo dentro de 10 años?
-Quisiera imaginarme en el campo, en otro lugar que no sea el campo, la verdad que no. Pero bueno, siempre digo que voy por donde me lleve la huella. Entonces hay veces que no se está donde se quiere, como reza el dicho “se está como se puede, no como se quiere”, pero siempre obviamente encarándolo de la mejor forma y con buena onda, porque es primordial para vivir bien. Pero la realidad es que espero dentro de unos años estar en el campo relajado y trabajando de lo que a uno le gusta.