En la zona de Oliva, los Lubatti forman parte de un programa que impulsa la agricultura regenerativa. Una de las estrategias es sembrar vicia, para incorporar nitrógeno de manera orgánica y reducir el uso de fertilizantes químicos, que son lo que más carbono emite.


La familia Lubatti llegó a la zona de Oliva, en el centro de Córdoba, proveniente de Pampayasta, unos kilómetros más al sur de esa misma provincia, en 1966, buscando nuevas tierras para cultivar.

En aquellos tiempos, los suelos de esa región tenían en su mayoría un destino de forraje para ganadería, con una base fundamentalmente de alfalfa, pero con el paso de las décadas fueron testigos de la reconversión hacia la agricultura intensiva.

Iván Lubatti, junto a su padre y su hermano, comandan hoy una empresa familiar que siembra unas 4.000 hectáreas entre propias y arrendadas, y que es pionera en el uso de tecnologías de agricultura de precisión.

Y en ese camino permanentemente innovador, son uno de los 12 productores de Argentina y Uruguay que ya se sumaron al programa Bayer Forward Farming Members (BFFM), que impulsa el nuevo paradigma de la agricultura regenerativa.

En su campo de Oliva, se realizó la primera jornada “tranqueras adentro” del BFMM, donde Lubatti presentó el trabajo que están haciendo en su establecimiento para seguir incrementando la producción, pero con un menor impacto ambiental.

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LA VICIA AYUDA A “REGENERAR” LA AGRICULTURA
En su disertación, Lubatti recordó las principales claves de la agricultura regenerativa.

“¿Qué es? Mejorar el suelo con prácticas de manejo y disminución del impacto ambiental, manteniendo la producción. ¿Cómo se logra? Aumentando la eficiencia en el uso uso de los recursos agua, insumos, combustible y energía”, resumió.

Acto seguido, enumeró las herramientas que contribuyen en este camino:

Siembra directa
Agricultura de precisión
Rotación de cultivos
Manejo del agua
Gestión
Capacitación
Cultivos de servicio
Huella de carbono
Certificación
En este contexto, hizo hincapié particularmente en los cultivos de servicios y abrió la puerta a lo que es hoy una de las principales estrategias productivas que están ensayando: la incorporación de vicia en el invierno, para que preste el “servicio” del nitrógeno orgánico.

En las últimas tres campañas, a través del programa Pro Carbono de Bayer, los Lubatti midieron su huella y determinaron que la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero es el uso de fertilizantes químicos.

La estimación es que la vicia puede dejar hasta 60 kilos de nitrógeno por hectárea en el suelo, reduciendo entonces la cantidad de urea que es necesario aplicar (entre 150 y 200 kilos por hectárea) para lograr un rendimiento promedio del maíz.



Por ahora, el plan está siendo testeado en un lote de 60 hectáreas que comenzó en la campaña 2021/22 con soja de primera, siguió en 2022/23 con rotación trigo y maíz, continuó en 2023/24 con soja de primera; y ahora en 2024/25 se está haciendo trigo, vicia y maíz tardío.

“Estamos ya logrando un promedio de 1,5 cultivos por año y nuestra apuesta es superar esa cifra”, indicó Lubatti.

LOS LUBATTI, UNA FAMILIA INNOVADORA
En este marco, Infocampo fue parte de esta primera reunión de BFFM y mantuvo un diálogo con Lubatti, en el que ahondó sobre sus estrategias productivas.

-Ustedes han sido pioneros en la incorporación de tecnologías de precisión. ¿Cómo es el paso ahora a la agricultura regenerativa?
-Cuando uno es pro tecnología sucede que las tecnologías nuevas, en general, todas tienden a tener también un objetivo de sustentabilidad, de mayor eficiencia. Por ejemplo, la siembra directa fue lo primero, luego las técnicas y herramientas de agricultura de precisión, después la rotación de cultivos y ahora hablamos de cultivos de servicios, agregando especies nuevas. Cada paso suma una parada más en el camino de ser más sustentable.

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-¿Cuál es concretamente la apuesta con vicia y qué beneficios están viendo?
-La vicia es un cultivo que es una leguminosa: una planta con la capacidad de fijar nitrógeno del aire y dejarlo disponible en el suelo para los cultivos que se siembran por detrás. Entonces al ver el impacto que tiene la fertilización en la huella de carbono, es un poco lo que hace tomar conciencia a uno de la necesidad de buscar alternativas. Por ahora empezamos solamente en un lote que está en el programa Pro Carbono y hay que ir ajustando la tecnología para que dé los frutos deseados.

-Sí, imagino que no es fácil por ejemplo en una zona semiárida como el centro de Córdoba donde no llueve mucho y está el riesgo de que el cultivo de cobertura se lleve mucha agua.
-Por eso, precisamente, la idea es encontrarle la vuelta del manejo para que nos aporte el objetivo que buscamos, incluso planificando de manera distinta el cultivo que vamos a hacer después. Pero hay varios colegas que ya vienen sembrando vicia, con buenos frutos. Hay que ir por ese camino.