El mapa de brechas de carbono orgánico en el suelo (COS) elaborado por Aapresid junto a Syngenta muestra que hay zonas deficitarias en relación a la cantidad de biomasa que debe generarse por hectárea para mantener la sustentabilidad productiva.


El almacenamiento de carbono en los suelos es una cuestión central para pensar en la sostenibilidad de la agricultura argentina.

En esta línea, el último informe del Proyecto Brechas de Carbono, desarrollado por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y Syngenta, remarcó la necesidad de imcrementar producción de biomasa, para mantener y mejorar los niveles de carbono orgánico en el suelo (COS).

Según calcularon, la actividad agrícola necesita generar -en promedio- 6,3 toneladas de biomasa por hectárea por año, para mantener los niveles actuales de COS. En el informe, se publicaron números a nivel regional y estrategias para mantener e incrementar la cantidad de carbono. El proyecto Brechas de Carbono busca potenciar el rol del agro en la captura de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, para almacenarlo como en los suelos COS. Esto se refleja en un doble beneficio: ayuda a mitigar el cambio climático y mejora la salud y productividad de los suelos.

Esta iniciativa no descuida el largo plazo y uno de sus primeros aspectos destacables fue estimar, mediante modelos de simulación a 20 y 50 años los niveles actuales, alcanzables y potenciales de COS en cada región.

LOS NIVELES DE CARBONO, EN DETALLE
Según los relevamientos, los suelos agrícolas del país tienen un stock promedio de COS de 56 toneladas/ha y están a un 46% de su capacidad máxima de almacenamiento de carbono.

Un dato a tener en cuenta es que si se adoptan un paquete de estrategias, podrían capturar el equivalente a la mitad de las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) generadas por la agricultura.

En paralelo, con esta información se generaron mapas disponibles online, para que los productores conozcan las brechas de COS en cada zona.



“El próximo paso es que esos mapas sean interactivos, para que los productores puedan simular distintos escenarios y cargar ellos mismos la información de sus lotes”, afirmaron.

El informe destacó que la relación entre el aporte de COS y la biomasa generada por los cultivos es directa. Así, las toneladas de materia seca (MS), tanto aérea como subterránea, determinan la cantidad de carbono que se puede incorporar al suelo.El estudio se apoyó en datos de rindes de los últimos cinco años, acompañadas de técnicas avanzadas de mapeo y simulación. Los núeros mostraron que en promedio, la biomasa generada en el campo es de 6,5 tn/ha/año, que se traducen en 2,5 toneladas de carbono.

Si bien este nivel se aproxima a lo necesario para mantener el stock actual de COS -6,3 toneladas de MS y 2,4 toneladas de carbono por hectárea-, existe una gran variabilidad entre las regiones.

CARBONO: QUÉ SE NECESITA POR REGIÓN
De esta manera, áreas como el NOA, Entre Ríos, Zona Núcleo y el sudeste bonaerense requieren mayores aportes de carbono.

Este nivel excede las 5 toneladas de carbono y las 10 toneladas de MS por hectárea al año para mantener el nivel de COS.

Según los cálculos, para mejorar el almacenamiento de carbono, la producción de biomasa deberá crecer un 11%, que representa llegar a 7,4 toneladas de materia seca por hectárea. En el caso de regiones con alta demanda, esta cifra se eleva a rangos de 11 a 13,7 toneladas de MS.

“En este sentido, prácticas como la siembra directa, las rotaciones diversificadas con inclusión de gramíneas y cultivos de servicios y la nutrición balanceada, están entre las que más contribuyen a aumentar los volúmenes de materia seca y carbono aportados”, concluyeron.