En un ensayo que llevó adelante la Fauba en campos de General Lavalle (Bs As), se reemplazó el uso de herbicida a finales del verano por pastoreo intensivo, y la producción forrajera aumentó un 11%.


Los pastizales de la Pampa Deprimida argentina son fundamentales para la ganadería extensiva. Como suelen producir poco forraje en invierno, los productores lo ‘promueven’ aplicando herbicidas a fines del verano para que estas especies no ‘compitan’ luego con las invernales.

Con esta práctica, evitan que crezcan especies capaces de competir con forrajeras clave de invierno —como el raigrás o la cebadilla criolla— cuando germinan y emergen en el lote.

Pero en el largo plazo, esto reduce la producción del pastizal. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) comparó este manejo versus el pastoreo intensivo a fines del verano y halló que la producción forrajera anual aumentó un 11%. Destacan ventajas para la ganadería y el ambiente.

“La Pampa Deprimida posee la mayor superficie de pastizales templados del país, son esenciales como sostén de la ganadería en la región aun cuando la producción de forraje se reduce drásticamente en el invierno”,explicó Joaquín Asad, egresado de la FAUBA y becario doctoral del CONICET en la Universidad Nacional de Cuyo.


EN BUSCA DE OPCIONES
Asad investigó una forma alternativa de lograr el mismo objetivo sin usar agroquímicos, a partir de afinar la estrategia de manejo del rodeo. Así, concentró al ganado en los potreros a fines del verano, para realizar un pastoreo intensivo de las especies estivales.

El ensayo se llevó a cabo en 15 potreros de cuatro establecimientos ubicados en la localidad bonaerense de General Lavalle, entre los años 2013 y 2019. Al final de ese período, por medio de imágenes satelitales se comparó la cantidad de forraje producido.

cuadro fauba
Los resultados mostraron que con el pastoreo intensivo, la producción promedio de forraje fue de casi 6.500 kg/ha/año, un 11% más en relación a los lotes en donde se usó glifosato.

En las lomas, se produjo hasta 100 kg más de forraje por hectárea y por mes durante el invierno. Sin embargo, cuando evaluó la producción anual, halló que ésta se redujo a un promedio de 5.800 kg, el mismo nivel que tienen los ambientes poco favorables como los bajos salinos.

Estos resultados fueron publicados en la revista científica Rangeland Ecology & Management.

EQUILIBRIO ECONÓMICO Y AMBIENTAL
Josefina De Paepe, docente de Fertilidad y Fertilizantes en la FAUBA e investigadora del CONICET, destacó otras ventajas de esta modalidad: “Como no requiere herbicidas, la promoción con pastoreo intensivo es más económica. Esto es esencial para el productor, sobre todo en el contexto actual. El precio del glifosato se duplicó en los últimos cinco años”, afirmó.

Además, agregó que este manejo también es más equilibrado en términos ecológicos, porque evita los impactos negativos de los herbicidas en la biodiversidad del pastizal.

Según la investigadora, esto demuestra que la producción ganadera puede ir de la mano con la conservación.

“Es importante pensar alternativas sustentables de manejo. Por eso, creemos que, a futuro, esta línea de trabajo debería profundizar en los efectos del glifosato en el banco de semillas y en el carbono y la biota del suelo”, concluyó.