Por su sensibilidad a los cambios de temperatura y humedad, se deben conocer las señales que indican si están fuera de la zona de confort.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recomienda a productores y productoras avícolas tomar medidas preventivas para evitar pérdidas relacionadas al estrés térmico por calor. Las condiciones térmicas para las aves deben ser apropiadas a su edad y estadio de desarrollo y es necesario evitar niveles extremos de calor, humedad y frío.
La temperatura ambiente junto con el nivel de humedad determinan el riesgo de estrés térmico. El Índice de Temperatura y Humedad (ITH) es un número utilizado para evaluar si las condiciones ambientales resultan estresantes para los animales.
Las aves son animales homeotermos, esto significa que -a pesar de las fluctuaciones en la temperatura ambiental- son capaces de conservar de manera constante su temperatura corporal. Para ello, utilizan diferentes mecanismos. Por ejemplo, si el ave tiene calor, puede reducir la temperatura corporal por el mecanismo de convección, extendiendo sus alas para aumentar el contacto con el aire más frío.
Otra forma de disminuir la temperatura corporal es por evaporación. Cuando la temperatura dentro del galpón es muy elevada, las aves jadean para aumentar el flujo de aire sobre las membranas mucosas del tracto respiratorio, lo que conlleva un gasto de energía. Esto puede tener consecuencias graves si el jadeo se prolonga en el tiempo, porque altera el equilibrio ácido-base del organismo y puede ocasionar la muerte.
Signos de estrés calórico
Es importante identificar los signos de estrés por calor que pueden evidenciar las aves para atender y mejorar las condiciones ambientales. Algunos de estos signos son:
Aumento en el consumo de agua; disminución en el consumo de alimento; alas extendidas; letargia o menor actividad; jadeo: respiración acelerada y con pico abierto; oscurecimiento de la piel en aves adultas; aumento del número de cascarones delgados, reducción del tamaño y de la producción de huevos en aves de postura; y alejamiento de la fuente de calor y entre sí y deposiciones líquidas en pollitos bebés.
Medidas de prevención
Es importante llevar un registro de la temperatura y la humedad en los galpones. La medición de temperatura debe realizarse a nivel de los animales, ya que esta puede variar con la altura. Además, es importante considerar que la temperatura dentro de las jaulas puede ser mucho más alta que la temperatura del aire medida en los pasillos.
Para las aves adultas
Evite molestar a las aves durante las horas más calurosas del día. Procure ajustar los horarios del personal y los programas de iluminación para que el trabajo de rutina se realice temprano por la mañana o por la noche.
Disminuya la densidad de alojamiento. Aumente la velocidad del aire a nivel de las aves. De acuerdo a los niveles de temperatura y humedad de los galpones, puede utilizar nebulizadores y vaporizadores. Recuerde que cuando la humedad es alta (superior al 70%) no se recomienda evaporar el agua.
Utilice rociadores en el techo para refrescar el interior de los galpones. También puede colocar sobretechos y/o media sombra en los laterales. Maximice el enfriamiento de los galpones durante la noche para prolongar el período de temperatura moderada hasta la mañana siguiente y dar tiempo a los animales para recuperarse.
Procure ofrecerles agua fresca (ideal a 20°C), en cantidad suficiente y accesible para todas las aves. Proteja el agua de bebida de la luz directa del sol. Evite la alimentación en las horas más calurosas. Por ejemplo, ajuste el programa de iluminación para motivar el consumo de alimento durante el período más fresco del día.
Adecúe la composición de la dieta según las recomendaciones de un profesional. Preste especial atención al suministro de ingredientes de alta digestibilidad y a los niveles de aminoácidos, calcio, sodio, fósforo, vitaminas y antioxidantes. Procure que la cama permanezca seca. Provea sombra suficiente para todas las aves, evitando que se amontonen.
En casos extremos, baje la intensidad de la luz durante las horas más calurosas para disminuir la actividad de las aves. Cuente con un plan de contingencia en casos de olas de calor, que contemple las medidas suficientes para evitar el sufrimiento de las aves y las pérdidas innecesarias.
Recuerde que las aves totalmente emplumadas, las razas más pesadas y las alojadas en jaulas son las más sensibles al estrés por calor y necesitan cuidados adicionales.
Para los pollitos bebés
A diferencia de las aves adultas, los pollitos bebés actúan como poiquilotermos, es decir, no puede controlar por sí mismos la temperatura corporal. Por ello resulta esencial extremar los cuidados en esta etapa de la vida.
En la recepción de los pollitos bebés es necesario ofrecerles agua inmediatamente, para compensar la deshidratación ocurrida desde el nacimiento hasta su llegada a destino. La temperatura del galpón debe estar entre 30 y 32°C durante toda la primera semana. Luego, debe mantenerse a 26°C.
Durante el transporte
Evite transportar a las aves en días muy calurosos y de humedad elevada. Si debe transportarlas, realícelo temprano por la mañana o por la noche. Coloque menos aves en cada caja de transporte. En el vehículo, mantenga algunas cajas de transporte vacías para aumentar la ventilación.
Ante cualquier duda, consulte con su veterinario/a acreditado/a en sanidad aviar o envie un correo electrónico al Programa de Bienestar Animal bianimal@senasa.gob.ar y/o al Programa Nacional de Sanidad Aviar avesygranja@senasa.gob.ar.
Recuerde que contemplar estas medidas colaborará a mejorar el bienestar animal y redundará en beneficios para los diferentes actores de esta cadena pecuaria.