Un informe elaborado por Salvador Di Stefano junto a Leo De Benedictis alerta sobre cómo los años con malas condiciones climáticas han impactado en una profundización de los problemas económicos.
El ex presidente Fernando De La Rúa tuvo que gobernar con una de las peores rachas climáticas de la historia: en su paso por el poder, fueron todos años Niña, y terminó yéndose antes de tiempo.
Del mismo modo, la crisis de 1989, que derivó en una hiperinflación, estuvo precedida por un año Niña. Y si bien la magnitud del descalabro económico no fue similar a los anteriores períodos mencionados, la crisis financiera que afectó al gobierno de Mauricio Macri en 2018 y casi no pudo levantar hasta el fin de su gestión, fue en medio de un año Niña.
Estos ejemplos utilizó el analista económico Salvador Di Stéfano para alertar sobre las consecuencias que puede tener esta tercera Niña consecutiva en la campaña 2022/23 sobre la economía en un año electoral, como el próximo.
“En los últimos 13 años tuvimos siete años de sequía, esto nos lleva a un cambio económico y político para el año 2023”, sentenció en un informe elaborado junto al meteorológico Leo De Benedictis.
LA NIÑA, EN PERSPECTIVA HISTÓRICA
Según el análisis, tomando la serie desde la campaña agrícola del año 1952/53, las últimas 70 campañas nos dejaron como resultado 26 años Niño, 24 años Niña y 20 neutrales. La campaña 2022/23 sería niña, pero como aún no se puede tipificar su intensidad, no se incluye en el cuadro que se copia a continuación.
De todos modos, queda claro que “el clima es determinante de la actividad económica en la Argentina”.
“Resulta interesante observar que los eventos climáticos Niña fuerte dejaron secuelas muy negativas para la economía, ya que fueron la antesala de la crisis de los años 1976, 1989, 2001, 2008, 2018 y en la actualidad atravesamos tres eventos niña seguidos”, remarca el estudio.
Además, estos eventos climáticos negativos trajeron consigo “cambios políticos y crisis económicas que dejaron al país y a la sociedad con heridas muy profundas, dada la gravedad emergente de las mismas”.
Como se mencionó, si la serie se acorta a 2011 hasta la fecha, hubo 7 eventos Niña, 3 neutros y 3 Niño. “Recordemos que no crecemos desde el año 2011, y salir de años de eventos niña nos lleva más de un año, con lo cual podríamos proyectar que el año 2023 está llamado a no crecer (tercer año consecutivo de sequía), pero un año neutro o niño en la campaña 2023/24 no nos asegura crecimiento, ya que el campo tendrá que recuperar el terreno perdido, y tal vez nos devuelva un mayor crecimiento la campaña 2024/25 si todo hace pensar que volvemos a un año benigno en materia climática”, agrega el documento.
LO QUE VIENE
Bajo este panorama, “evidentemente hay una correlación entre el clima, la economía y la política, si seguimos dicha correlación estaríamos en la presencia de un cambio político de magnitud para las próximas elecciones presidenciales en el año 2023, y la salida de esta crisis sería muy lenta como ocurrió cuando las sucesiones de estos eventos impactaron en el país”, prosigue el informe.
Y llega a las siguientes conclusiones:
Argentina es dependiente de las exportaciones agropecuarias, estas le aseguran un flujo de dólares que le permite tener fluidas importaciones, ingresos fiscales importantes a través de los derechos de exportación y otros impuestos, y un crecimiento de la actividad económica en general. Esta correlación de clima y evolución del PBI deja a las claras que con buen clima los gobiernos tienen más chances de ser exitosos y con mal clima, como el caso de Fernando De la Rúa, hay malas perspectivas.
Las sucesiones de años Niña dejan al mercado muy frágil en materia financiera y económica, con lo cual la recuperación podría darse en dos campañas, no hay una salida inmediata de la crisis.
Los eventos climáticos Niña traen como correlato cambios políticos y económicos muy importantes para el país, no estamos exentos de que ello ocurra en esta oportunidad.
El clima es determinante en la economía agropecuaria y la evolución de las cosechas determina la continuidad o caducidad de los ciclos políticos.
El próximo presidente debería, como primera medida, asegurar la campaña agrícola, ya que un revés climático podría terminar con su carrera política. Casi que el seguro agrícola debería ser un seguro de continuidad política para el presidente. A pesar de que la correlación sea tan clara, clima, economía y política, los políticos que llegan a la presidencia nunca se ocupan de este tema, soslayan los problemas climáticos y la importancia del campo en la economía y política.
Para los próximos años se espera un crecimiento de las exportaciones energéticas y mineras, sin embargo, en el mientras tanto, seguirán siendo predominantes las exportaciones agrícolas, ojalá esta nota sirva de reflexión a la clase política para poder generar acciones que le permitan al sector tener un seguro climático que le quite volatilidad a la economía del empresario agropecuario.
Muchas veces políticos desinformados presionan al campo con más impuestos, pero no ven que sus ventas están atadas a variables incontrolables como el clima, en los últimos 13 años, en 7 los eventos niña generaron merma de ventas que hicieron irreparable la ecuación económica.
La sucesión de 3 años Niña merece que el gobierno ayude con planes financieros que le permitan al hombre de campo reestructurar pasivos para las próximas campañas, tener la posibilidad de revancha y que le permitan el país tener cosechas récord que impulsen el crecimiento.