Especialistas del INTA brindaron recomendaciones para gestionar de manera eficiente la huerta en contenedores, y con un uso sustentable del agua, la energía y el suelo, para obtener los mejores resultados.
Mientras que los productores agropecuarios en el campo planifican la siembra de sus cultivos de acuerdo a las condiciones de sus lotes, en la ciudad también puede darse una tarea similar.
Por eso desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) brindaron ocho claves para potenciar los rendimientos de las huertas en terrenos no necesariamente ligados a la ruralidad.
“La falta de espacio en la ciudad es uno de los factores que alientan a la búsqueda de alternativas de producción. En ese sentido, el desarrollo de huertas en contenedores, además de brindar alimentos frescos, también permite reutilizar muchos materiales inorgánicos y orgánicos que suelen desecharse en los hogares”, planteó Lorena Tanferna, técnica del Programa ProHuerta.
¿Qué es ProHuerta? Se trata de un programa compartido entre el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. En el mismo se impulsa la creación de huertas en balcones y en espacios reducidos.
“La producción de alimentos en la ciudad favorece el uso eficiente del agua, la energía y el suelo y ayuda a ahorrar energía, ya que productores y consumidores están más cerca entre sí. De esta manera, evitamos el traslado de las verduras frescas desde puntos alejados, que causa elevados gastos de transporte y perjudica su conservación”, indicaron.
LAS CLAVES
1) Sol
“La luz solar es fundamental para las plantas, ya que les aporta la energía básica para que puedan crecer. Las hortalizas de fruto y las de raíz deben contar con al menos cinco horas diarias de sol, mientras que las de hoja, requieren tres horas de exposición”, indicaron.
Constituye un recurso clave para la producción de alimentos y, junto con la tierra, son los recursos limitantes más frecuentes. La escasez de luz directa provocará que las plantas crezcan despacio, débiles y que tengan poco rendimiento y muchas enfermedades.
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2) Agua
Se debe contar con la cantidad suficiente y segura para el riego. Sobre todo en verano, la recomendación es disponer de fuentes de agua lo más cercanas a la huerta.
“Es importante no regar con aguas inseguras, como aguas servidas o que provengan de ríos o arroyos ubicados en zonas industriales. Estas aguas pueden estar contaminadas con bacterias peligrosas, residuos metálicos e hidrocarburos que pueden perjudicar nuestra salud”, comentaron.
“Las hortalizas serán tiernas y sanas siempre que reciban agua en cantidad suficiente y con una frecuencia cotidiana”, aseguraron.
3) Semillas y plantines
Para realizar la siembra, serán necesarias semillas y plantines de especies hortícolas, aromáticas o florales. Algunos frutales como los cítricos –limoneros y quinotos, especialmente– y, en menor medida, los ciruelos y las higueras pueden cultivarse en macetas y contenedores.
4) Cercos, barreras verdes y sombras
Si la huerta está ubicada en una terraza, es recomendable construir barreras con plantas altas –como cañas verdes o secas– que atenúen los vientos fuertes del invierno y eviten el excesivo calor del verano.
El polvo ambiental o smog, rico en hollín y en otras sustancias contaminantes, se adhiere a las hojas de la barrera y la huerta queda al resguardo.
Por otro lado, en el caso de haber perros o gatos en el predio, se debe generar algún tipo de cerco para evitar la deposición de excrementos en el lugar del cultivo, ya que eso puede transmitir serias enfermedades. Para armar estos cercos, se pueden reutilizar algunos materiales como pallets o tarimas, mallas plásticas, etc.
5) Tierra
En las ciudades, los suelos suelen estar deteriorados. Es común encontrar suelos de relleno – generalmente con arcillas – suelos decapitados – sin sus primeras capas – o suelos con una historia previa que desconocemos. En cualquier caso, es necesario utilizar diversas técnicas agroecológicas que permitan mejorar y enriquecer la tierra.
6) Sobre el sustrato
“El cultivo en envases nos ofrece la ventaja de combinar, en las proporciones adecuadas, los materiales que utilizaremos para el sustrato”, precisaron. }
“Un buen sustrato aportará nutrientes a las plantas, retendrá las cantidades necesarias de agua y drenará el exceso de humedad. Para lograrlo, se debe mezclar una parte de tierra negra, tres partes de abono orgánico maduro, una parte de arena gruesa, viruta o cascarilla de arroz o perlitas”, comentaron.
7) El recipiente
Los recipientes pueden ser espacios de cultivo y una alternativa para producir nuestros alimentos. Para elegir el envase apropiado, se debe tener en cuenta la especie a sembrar, la profundidad a la que se debe sembrar, la densidad y el volumen de tierra que se necesita.
8) Asociación y rotación de cultivos
La asociación de cultivos es una práctica fundamental de toda huerta agroecológica que nos ayuda a optimizar el espacio disponible.
Es por esto que, la clave se encuentra en combinar plantas de crecimiento horizontal con otras de crecimiento vertical – puerros y lechugas, respectivamente –o especies de crecimiento rápido – rabanitos y lechugas – con algunas de crecimiento lento, como zanahorias y repollos.
También nos ayuda a optimizar el uso del sustrato. Es decir, la combinación de algunas especies permite que las plantas no compitan por los mismos nutrientes de la tierra. Las verduras de hoja tienen raíces superficiales y consumen el nitrógeno del suelo. Por el contrario, las plantas con raíces más profundas extraen, sobre todo, el potasio.
Por otro lado, evitamos el crecimiento de malezas, ya que, al utilizar el suelo de manera intensiva, la superficie se cubre con vegetación y las malezas tienen menos espacio y luz para crecer.
Asimismo, se favorece el control agroecológico de los insectos dañinos, ya que las especies hortícolas pueden agruparse entre sí, con plantas florales o con especies aromáticas y medicinales. Algunas especies atraen insectos benéficos para la huerta y otras, especialmente las plantas aromáticas, sirven de repelente para los insectos dañinos.