Expertos del INTA Oliveros, Santa Fe, destacaron la importancia de hacer una correcta elección de híbridos, la densidad de siembra y la fertilización, como prácticas esenciales para moderar pérdidas de rendimiento.
El clima es uno de los aspectos que incide de manera determinante en el éxito o fracaso de una campaña productiva, pero es una variable que el productor no puede manejar. Pero sí puede tomar decisiones a campo para morigerar o potenciar las condiciones ambientales.
Bajo esa premisa, especialistas del INTA Oliveros (Santa Fe), analizaron los resultados que está dejando la campaña de maíz en esa provincia y subrayaron la importancia de un plan estratégico en los cultivos, para moderar las pérdidas de rendimientos ante la variabilidad climática.
“Siempre van a tener una mayor chance de éxito quienes tengan un manejo estratégico del cultivo que aquellas decisiones basadas solamente en la especulación”, afirmó Facundo Ferraguti, investigador del INTA Oliveros.
LAS CONDICIONES DEL MAÍZ
“Atravesamos una campaña que registró, por tercer año consecutivo, un marcado déficit hídrico que se sumó a las altas temperaturas, algunas heladas y hasta granizo que tuvieron un impacto directo en el rendimiento y calidad del cultivo de maíz”, señaló el especialista.
Pero en este marco, insistió en ser lo más eficaz posible en la elección de las prácticas agrícolas a realizar para reducir el riesgo climático. “No todo da lo mismo”, subrayó.
Desde su punto de vista, aun cuando el resultado haya sido similar en cuanto a rendimiento, las prácticas de manejo que incluyen la correcta elección de los híbridos, la densidad adecuada para los híbridos elegidos y la fertilización en base a diagnóstico utilizando análisis de suelos y la determinación de agua en los dos metros del perfil del suelo, “siempre van tener una mejor proyección”.
“Si bien en esta campaña los rendimientos han sido muy bajos, en algunos casos puntuales, ha sido la diferencia entre producir un rendimiento obviamente no satisfactorio y no producir absolutamente nada”, detalló el investigador.
LO QUE DEJA LA SEQUÍA
En referencia a los resultados de los maíces 2022/23, Ferraguti reconoció que “aquellos que fueron sembrados en fecha redundantemente tardía, es decir, muy sobre finales de diciembre, mediados de enero e, incluso, a fines de enero, tienen una perspectiva poco alentadora”.
Estas mermas de rendimiento –ahondó– son esperables debido a un ambiente menos favorable, y auqe las chances de heladas tempranas y heladas en ciclo regular son muy altas.
A esto, además, hay que sumarle algunos reportes de enfermedades poco frecuentes como carbón de la panoja o la mancha blanca que, si bien al día de hoy no alcanzan una severidad importante, también tendrán incidencia en la merma del rendimiento.
COSECHA “OPORTUNA”
Bajo este panorama, para la próxima campaña recomendó la cosecha “oportuna”; es decir, cuando el grano tiene alrededor de un 20% de humedad, momento en el que todavía se puede entrar en el campo sin grandes pérdidas de vuelco y quebrado.
Además, en general, “todavía hay tiempo para realizar un control oportuno de malezas de ciclo otoño-invernal y también a su vez resguardamos la inocuidad del grano en cuanto a lo que es contaminación con micotoxinas de hongos de espiga”, agregó.
Por otro lado, Ferraguti aconsejó “apoyarse en la red de ensayos de maíces de primera y de segunda que realiza el INTA Oliveros, que permite a asesores y productores decidir qué híbridos utilizar en el Centro Sur de Santa Fe, basados en la estabilidad y el potencial de rendimiento”.
De esta manera, en base a los análisis de estabilidad y los parámetros agronómicos asociados, se puede decidir mejor qué híbrido se ajusta más a los requerimientos de la nueva campaña.