La sustentabilidad fue el eje de debate en un nuevo programa En la mesa de Sigma Agro. Tres jóvenes con profesiones vinculadas al agro dieron su visión sobre la forma de amalgamar la producción de alimentos con la protección del ambiente.


En el mundo de la producción de alimentos, hay dos palabras que se hicieron fuertes en los últimos años y que están a su vez asociadas: cambio climático y sustentabilidad.

Las demandas globales son cada vez más intensas en relación a sistemas agrícolas que, además de buscar la productividad de los cultivos y la rentabilidad asociada al campo y la agroindustria, garanticen la conservación del ambiente, en el marco de la preocupación por el calentamiento global y otros efectos del cambio climático.

Por eso, fue uno de los temas abordados por En la Mesa, el programa de Sigma Agro conducido por Daniel Aprile, en el que precisamente se ponen sobre la mesa temas de debate claves para el agro argentino.

En esta oportunidad, el foco fue la sustentabilidad desde una mirada joven, de la mano de tres profesionales con profesiones vinculadas al agro: Josefina Vecino Beauge, coordinadora general de la plataforma Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino (VISEC); Juan Francisco Castro, economista y miembro del Ateneo de la Sociedad Rural Argentina (SRA), especializado en temas de sustentabilidad; y Sergio Jalfin, meteorólogo.

LA SUSTENTABILIDAD, EN LA MESA
Aprile, como moderador, fue el encargado de arrojar sobre la mesa uno de los disparadores de la charla que fluyó durante 45 minutos entre los tres invitados: “¿Se puede ser sustentable y a la vez rentable?”, preguntó.

Para Castro, lo primero que hay que recordar al respecto es que la sustentabilidad siempre debe ser de triple impacto: social, ambiental y económica.

“Hay que tratar de no quedarse en un conservacionismo puro, sin tener en cuenta la parte económica y financiera. Si una producción es rentable hoy, pero en 10 o 15 años ya no lo será ambientalmente, no tiene sentido. Pero si es sustentable hoy, pero no tiene rédito económico, tampoco lo tiene”, ejemplificó.

Por eso, consideró que uno de los desafíos que tiene permanentemente el campo argentino es “buscar ese fino equilibrio”, entre una manera de producir que sea amigable con el ambiente y a la vez rentable.

EL CASO DE LAS EXPORTACIONES “LIBRES DE DEFORESTACIÓN”
En este sentido, la plataforma VISEC, que coordina Vecino Beauge, es un ejemplo práctico de cómo abordar la sustentabilidad.

Se trata del software que se está desarrollando para cumplir con la normativa europea que impone que, a partir del 1° de enero de 2025, toda la soja y la carne que se exporte hacia el viejo continente, debe provenir de zonas que no hayan sido forestadas desde 2020 en adelante.

La joven ejecutiva reconoció que, para muchos productores y empresarios, estas restricciones que impone Europa pueden considerarse una amenaza, por lo restrictivas; pero también pueden identificarse como una oportunidad, habida cuenta que pocos países cuentan como Argentina con zonas productivas que fácilmente pueden certificar que son “libres de deforestación”.

Desde su punto de vista, un factor clave es dejar de pensar que estas demandas de sustentabilidad son objetivos de largo plazo, porque ya están tallando en los negocios del agro.

“Se habla mucho de lo que se denomina el ‘Efecto Bruselas’: la Unión Europea es como la autoridad moral en este tipo de cuestiones, y lo que establecen allí es probable que pronto se traslade a otros mercados. Por eso hay que trabajar sobre el tema”, mencionó.

LA SUSTENTABILIDAD, EN MEDIO DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Por su parte, Jalfin hizo referencia a cómo el cambio climático está incidiendo en la ocurrencia de fenómenos extremos que afectan a la producción de alimentos, y se preguntó si las empresas y entidades del sector están incluyendo dentro de sus plataformas de sustentabilidad un trabajo para mitigar emisiones de gases de efecto invernadero y otros tipos de daños ambientales.

“Con el cambio climático también sucede el problema del corto y el largo plazo: no se lo percibe como algo inmediato, pero hay que concientizar que es algo que ya está pasando”, enfatizó.

Al respecto, citó como ejemplo la sequía histórica que sufrió la Argentina el año pasado, y que derrumbó la producción agrícola, que fue seguida este año con fuertes inundaciones que afectaron al Litoral.

“Es difícil pensar que el clima va a tender al equilibrio de forma natural, cuando hay una intervención humana tan importante”, completó.