Se llama San Ignacio, en honor a un sacerdote jesuita, y fue creada hace 30 años en Córdoba, a partir del cruzamiento de tres biotipos británicos y uno de Sudáfrica. En la actualidad ya cuenta con un rodeo nacional de 400.000 cabezas.
La expansión de la frontera ganadera argentina amplió el mapa de la genética bovina en el país. En la década de 1990 y con el desafío de ser eficientes en la producción en regiones subtropicales y semiáridas, en la provincia de Córdoba asomó una nueva raza: San Ignacio, que en su genética cuenta con el aporte de tres razas británicas y una originaria de Sudáfrica.
A partir de un desarrollo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), y con unas tres décadas de historia, estos animales llegaron por primera vez a la muestra de Palermo.
En el espacio que la raza montó en el Pabellón Ocre de la feria, se respiró entusiasmo por el desafío que representó este primer desembarco en la tradicional feria ganadera.
Junto a profesionales y estudiantes de la facultad cordobesa que explicaron al público las virtudes de San Ignacio y mientras esperaban el momento de la juras, Javier Lozano, director de Campos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UCC, recordó junto a Infocampo los orígenes de la raza.
Lozano estimó que el punto de partida de la raza -que debe su nombre a San Ignacio de Loyola, un histórico sacerdote y soldado jesuita– se debe situar en los 80´, cuando en la facultad cordobesa se empezó a trabajar en la introducción de pasturas como gatton panic y buffel grass, desconocidas en ese momento por los productores argentinos.
“Se descubre que estas son originarias de África y en esa época se visitaba mucho Australia y Estados Unidos para traerlas. A fnales de los 80´ se empezó a ver su comportamiento vegetativo y se sembraron módulos de gatton, buffel grass y pasto elefante”, recordó.
En esos años, el ingeniero Oscar Eduardo “Cachi” Melo era el director de Campos y decano de la casa de estudios cordobesa.
En un viaje a Australia para buscar nuevas especies forrajeras, un investigador de ese país le habló sobre dos razas ganaderas: Boran y Belmont Red. La primera es originaria de África, mientras que la segunda es producida en Australia y está compuesta por una cruza de Africander (African sanga) y Hereford-Shorthorn.Además de esos bovinos, Melo regresó al país con otras dos razas ganaderas en su agenda, que pertenen al grupo Sanga: Nguni y Tuli. En un viaje posterior a Sudáfrica, las conoció de primera mano y por primera vez en el país, la Universidad de Córdoba introdujo en 1992 la raza Tuli.
“En la universidad veníamos trabajando en cruzamiento de razas británicas y a Hereford sumamos Angus y Simmental, enfocados en la producción de novillos pesados con destinos de exportación”, sostuvo.
Y agregó: “Hicimos muchos años de estudio de genética y de cruzamientos y se ideó un plan para crear de una nueva raza, que no quede en un simple cruzamiento: ese fue el el origen de San Ignacio”. Un punto a tener en cuenta es que desempeña muy bien para raza pura o cruzamientos.
UNA RAZA CON MÚLTIPLES PRESTACIONES
Desde los ’80, la UCC puso en marcha un sistema de producción agropecuaria que combina agricultura extensiva con ganadería.
En la actualidad, se distribuye entre siete establecimientos que en conjunto suman unas 8.000 hectáreas y en uno de esos campos funciona el Centro de Reproducción Animal de la facultad, que se dedica a la producción de semen y embriones, tanto para el mercado interno como para exportación.
Entre sus principales características, estos animales optimizan la transformación de forraje en carne de buena calidad y cuentan con un prolongado potencial reproductivo, aún en condiciones ambientales adversas.Desde los primeros cruzamientos en 1993, San Ignacio evolucionó en una amplia franja del territorio argentino, desde el norte de Río Negro hasta el límite con Bolivia, además de sectores de Uruguay y Paraguay. En la actualidad, el rodeo estimado de esta raza se ubica en unas 400.000 cabezas.
Las variantes de color de estos vacunos fluctúan entre el colorado oscuro, bayo y requemado y entre sus rasgos, para ser considerado puro no debe contar con cuernos.
A 31 años de su creación, San Ignacio llegó por primera vez a la tradicional exposición ganadera de Palermo. Lozano recordó que el año pasado participaron en el Block Test que se lleva a cabo en la feria, con muy buenos resultados. Este año el desafío fue doble y además de participar en ese certamen, participan en la muestra ganadera.Lozano explicó que al momento de crear esta nueva raza, se buscaron atributos como fertilidad y precocidad sexual, calidad de carne, conformación carnicera y facilidad de parto.
“Un detalle muy importante es la vitalidad del ternero, cuando nace rápidamente se incorpora y a las pocas horas camina junto a la madre, esto evita el problema de depredadores en el momento del parto”, remarcó.
Otra característica productiva de las hembras es su producción de leche, que permite alcanzar destetes pesados, de buena condición corporal y en proporción con el peso de la madre.
El directivo destacó que, para llegar a Palermo, hubo un fuerte trabajo en las últimas tres décadas y através de la Asociación de Criadores de Ganado Sanga, realizaron todos los trámites necesario para acreditar linaje y poder cristalizar el ansiado desembarco en las pistas palermitanas.
“Parece que la raza comenzó hoy, pero tiene muchísimos años, gente y esfuerzo detrás. Se puede decir que nació mediáticamente, lo que está muy bueno”, concluyó.