En el establecimiento La Piedad, los Peinetti hace más de un siglo que se dedican a la producción agrícola. Hace 18 años, incorporaron la siembra directa y mejoraron el aporte de nutrientes, lo que les permitió crecer en producción.


En Eduardo Castex (La Pampa) la estancia “La Piedad” de la familia Peinetti es una verdadera pionera de la producción agrícola: hace 105 años comenzaron con el cultivo de granos y el cuidado de los suelos, que mantienen en la actualidad.

Pero en los últimos años, con una gran transformación: de la mano de la siembra directa y de una mejora nutricional, lograron una verdadera reconversión productiva.

Néstor Peinetti estuvo en un reciente desayuno de prensa organizado por la Asociación Civil Fertilizar, oportunidad en la que contó el trabajo que vienen desarrollando para lograr mayor productividad, pero también un salto en la sustentabilidad.

SIEMBRA DIRECTA Y NUTRICIÓN
El primer paso, según repasó Peinetti, estuvo en la incorporación de la siembra directa, a partir de 2006, para almacenar agua en el perfil.

“El suelo estaba agotado, se volaba, y la erosión era un problema grave“, remarcó.

Hace casi dos décadas, La Piedad era una explotación mayormente ganadera, donde el maíz no tenía protagonismo (tampoco en la zona) y las rotaciones eran escasas. “El maíz se quemaba con el calor del verano”, recordaron.

Hoy, el cereal es el principal cultivo en la zona, reflejo de un enfoque de diversificación que también incluye cultivos de cobertura, como el trigo, para evitar la compactación del suelo y mejorar su estructura.

Otro gran cambio que impuso este productor fue el de la convicción en el valor de la nutrición del suelo. En este sentido, Peinetti destacó especialmente el aporte que logra con el fósforo (P), un nutriente que se agotaba rápidamente con el aumento de los rindes.

“Me hice fanático del fósforo porque ayuda a cosechar agua y es esencial para mantener la productividad”, relató.

Con la nutrición balanceada llegó a aumentar los rendimientos en años buenos hasta en 8.000 kilogramos por hectárea.

MÁS DÉFICIT DE NUTRIENTES
Además del fósforo, incorporó nutrientes como el zinc, que genera diferencias de hasta 500 kilogramos de grano por hectárea, contribuyendo a un sistema más estable y menos dependiente de las lluvias.

Hoy, Néstor ha llevado su producción a otro nivel con siembra y fertilización por ambientes, ajustando las prácticas a las necesidades específicas de cada área del campo.

Y aseguró que lleva el mismo manejo a los campos en donde produce bajo arrendamiento: “La clave está en cuidar el suelo. No importa si es propio o alquilado: todo es suelo. Y hay que tratarlo con respeto como legado para las futuras generaciones”, concluyó Peinetti.

Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar AC, reforzó la idea: “El propósito de Fertilizar es cuidar el suelo”.