Aunque estudió hotelería, de niña tuvo una relación cercana con el campo, porque vivió recorriendo el interior con su familia. En otro capítulo de ELLAS, Agustina Veiga cuenta su historia y por qué es fundamental hacer foco en las personas para achicar grietas.
“Nuestra base de comunicación es la ciencia, pero tenemos que bajar todos los conceptos a términos sencillos que la gente común pueda entender, para poder achicar la brecha relacionada a los fitosanitarios”.
Así opina María Agustina Veiga, la primera mujer en presidir la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), cuando en una nueva entrega de la serie de podcast ELLAS repasa su historia de vida, su infancia errante (“papá era militar y lo cambiaban de ciudad cada 2 o 3 años”), y la elección de hotelería cuando llegó la época universitaria “porque me gusta trabajar con personas”.
Agustina lleva más de 20 años de experiencia en el desarrollo y gestión de las personas, con una visión estratégica y sensible para plasmar proyectos colaborativos.
Actualmente, trabaja en Human Resources Business Partner de la compañía india UPL. Su aporte, su foco, está puesto en las personas.
“Agradezco levantarme cada día feliz porque me encanta lo que hago, básicamente, vincularme con personas y ayudarlas”, contó.
– Arranquemos cronológicamente. ¿Dónde te criaste? ¿Cómo era ese contexto familiar? ¿Qué te gustaba hacer?
– Soy la mayor de tres hermanos. Me crié en el interior del país. Mi papá era militar y eso hizo que desde que nací, que fue en Buenos Aires, al poco tiempo él empezó a ser transferido y estuve viviendo en distintas ciudades del país como máximo dos a tres años en cada lugar. Tuve la oportunidad de vivir en Junín, Azul, Bahía Blanca, Jujuy, Buenos Aires. Así que cuando me preguntan sobre mi infancia, yo me siento del interior. Si bien hace muchos años ya que vivo en Buenos Aires, mi corazón está en el interior del país. Disfruté mucho de esa infancia que me hubiera gustado poder darle a mis hijos, que hoy tengo tres. Fue una gran oportunidad de conocer otra vida.
– Difícil de niño tener que ir cambiando de ciudad y de amigos. Supongo que eso te ha forjado como persona. De hecho, hoy trabajás con los vínculos y las personas, no debe ser casualidad.
– Si, claro que sí. Ahora de grande lo vivo distinto, pero a esa edad, cada dos o tres años mudarte y tener que empezar los vínculos de cero. Son momentos duros. Pienso en esa parte de mi infancia y me acuerdo de miles de veces en un primer día de clases, donde no conocía a nadie. Además, en esa época era introvertida, no como ahora que me gusta hablar. Y volver a arrancar los vínculos cada dos o tres años era difícil. Sobre todo fue difícil en la adolescencia. La viví en gran parte en Jujuy, una provincia que amo y añoro, porque me dio una adolescencia increíble, pero dejar tu grupo de amigos a los 16 y venirte a vivir a Buenos Aires fue un dolor terrible. Con lo cual me hizo desarrollar habilidades de resiliencia y trabajar permanentemente en general vínculos nuevos. Era mi gran desafío. Siempre le traté de sacar la parte positiva de que me gusta generar vínculos, me gusta conocer gente, relacionarme permanentemente con gente nueva todo el tiempo. Y claramente tiene que ver con mi infancia.
– ¿Te acordás algún vínculo con el campo en esa infancia?
– Sí, sí. De hecho, cuando me involucré en este rubro, que no hace mucho, 8 años, tuvo que ver con el vínculo fuerte que sentí con mi infancia. Viviendo en el interior del país, el campo siempre estuvo ahí. Siempre me gustó el campo, los caballos, estar al aire libre. A mi papá le fascinaba siempre. Teníamos unos amigos en Junín que tenían una estancia y cada vez que llegábamos ahí me veía viviendo en el campo toda la vida. De chica decía que me iba a casar con un estanciero y me iba a ir a vivir en el campo. El olor al pasto, a campo, mi papá jugaba al polo, iba a ver los partidos. Teníamos una prima que vivía en el campo en Trenque Lauquen.
Agustina en el campo01
– Llegó el momento de decidir qué estudiar, un momento difícil porque uno no sabe mucho de lo que le va a gustar hacer para toda la vida. ¿Cómo te fue a vos?
– Estaba llegando a los últimos años del secundario y no lo tenía muy claro. Pero me pasaban dos cosas. Era muy buena con los números, entonces me tiraba administración o contadora, me iba bien en matemática, física, química. Pero después conocí a una chica que era un poco más grande que yo, que se había puesto a estudiar hotelería. Cosa que no sabía nada de qué se trataba. Y me apasionó todo lo que me contaba de lo que era hotelería. ¿Qué era? Bueno, justamente, viajar, conocer gente, otras culturas, y ahí fue que se me presentó el dilema entre contador y hotelería. Y me incliné por las personas y estudié hotelería, y empezó mi vida con vocación de servicio. Es algo que siempre he ha caracterizado y la gente me identifica con eso. La escucha, estar pendiente de la necesidad de los otros. Al poco tiempo de estar trabajando en hotelería, como seguía administración en el radar, decidí empezar a estudiarla mientras trabajaba en hotelería. Y estuve a punto de estudiar unas materias más para ser contadora. Eso me quedó pendiente.
– ¿Cómo te fue con hotelería? ¿Cómo conseguiste tu primer trabajo?
– Lo que tiene de bueno de estudiar hotelería es que los últimos dos años de la carrera te obligan a hacer pasantía, es parte de la currícula. Octubre y noviembre tenías que hacer una pasantía. Hice varias, estuve en el Llao Llao todo un verano, hice en Recoleta en apart hoteles, y la última fue en el Hotel Sheraton Buenos Aires, y cuando terminé me ofrecieron quedarme a trabajar en un puesto fijo. Estaba feliz. Por eso donde trabajo hacemos un esfuerzo por tener un grupo de pasante, como 20 personas que están estudiando porque me parece que es el trampolín para poder insertarte en la vida laboral más rápido. Mientras estás en la carrera, tener experiencias laborales cortas.
– Ir probando, porque por ahí algunas cosas no te gustan y no es lo mismo darte cuenta cuando te recibiste y tenés que salir a la cancha que cuando todavía estás estudiando…
– Expectativa versus realidad. Vos sabés que tenemos varios pasantes que empezaron y después se dieron cuenta que no querían hacer eso. Incluso algunos que se han cambiado de carrera. Porque la vida laboral es probar. A veces uno cree que hay cosas que le gustan, o de golpe descubrís algo que no tenías en el radar y te enamorás.
– Justamente de enamoramiento te quería preguntar, ¿Qué te enamora de lo que hacés hoy?
– Agradezco levantarme cada día feliz porque me encanta lo que hago. ¿Qué es lo que más me gusta? Vincularme, relacionarme con las personas para, primero, identificar necesidades o problemas, o “puntos de dolor”, que está de moda. Cosas que impiden avanzar. Hay que tener la habilidad de detectarlas y después trabajarlas. Y cuando las tenés que trabajar siempre relacionado a comunicar, tender una red, trabajar colaborativamente, asegurar que todas las partes estén alineadas estratégicamente, persiguiendo el mismo objetivo, que si hay alguno que no la ve tan clara ver por qué. También me encanta relacionarme con nuestros clientes y entender sus problemáticas del día a día para ver en qué puedo colaborar yo, mi organización y el equipo de trabajo. A veces, el ayudar es vincularte con otra persona, quizás no es una ayuda directa. A veces es encontrar los vínculos para generar soluciones.
– Te pregunto por Casafe. ¿Qué temas les preocupan y ocupan? ¿Por dónde creés que pasa la clave comunicacional de un tema tan puesto bajo la lupa por la sociedad y los consumidores como los fitosanitarios?
– Claramente es un desafío y una oportunidad en relación a cómo vincularnos con la sociedad. Estoy convencida que, cuando se identifican problemas o brechas, están relacionados con la comunicación. Mala o falta de comunicación. Creo que tenemos una deuda ahí. Comunicar más y explicar más en idioma sencillo, que pueda entender cualquier persona. Y ahí creo que puedo ofrecer un pequeño valor agregado en la Cámara porque no soy técnica, ni agrónoma, a mí me tienen que explicar las cosas para que las entienda. Eso ya les genera un esfuerzo. ¿Cómo todo esto que parece chino básico podemos bajarlo a la realidad, y ejemplos concretos? A nosotros nos gusta trabajar en base a ciencia, pero bajados a términos sencillos y la gente lo entiende mucho más. Creo hay una gran oportunidad de vincularnos más con la sociedad y que entienda para qué sirven los fitosanitarios, cuán importante es su uso responsable, cómo podemos usar cada vez menos químicos, innovar en términos de incorporar más productos biológicos que nos permitan ser cada vez más amigables con el ambiente. Hay un esfuerzo enorme por parte de las compañías y también de los productores por esto. Pero no siempre lo comunicamos. Y se genera una brecha de comunicación que hoy nos duele tanto.
– ¿Creés que sería interesante trabajar desde los colegios contando todo esto? Algo como lo que se hace desde Aula Aapresid, por ejemplo.
– La Cámara tiene varios programas vinculados a capacitación, capacita más de 60.000 personas al año a nivel nacional respecto del uso responsable de fitosanitarios. Pero también nos vinculamos con 35 instituciones para generar lo que llamamos AgroCultura, que es una campaña de comunicación que busca traer el campo a la vida de las personas, al día a día de cualquier persona. Y está teniendo un impacto muy positivo. Porque cuando a vos te cuentan que el campo está en la ropa que usás y muchas cosas más que uno no es consciente, ayuda un montón. Y con respecto a los chicos, sin duda que la gente joven es la que tiene más conciencia respecto de los temas ambientales.
Dando charla
FUERA DEL SURCO
– ¿Qué te despeja la cabeza? ¿Alguna actividad por fuera de lo laboral que te resetee, te inspire?
– Hago un esfuerzo para que sea lo deportivo, porque no es lo natural en mí. Pero trato de entrenar funcional. Y reconozco que, cuando voy, la cabeza se resetea a full. Pero lo que traigo desde chica es lo manual. Me encanta. Todo lo que tenga que ver con el arte. Desde pintura, hacer velas, coser, cocinar, todo lo que pueda hacer con mis manos logra liberar tensiones.
– Claro, porque uno piensa en eso y deja de pensar en lo otro, lo que lo preocupa…
– Hice mucho tiempo cerámica por ejemplo, y es tan complejo que te quede prolijo, y las líneas, como que no hay manera. Son dos horas que te olvidás del mundo. Cosas que hoy la sociedad nos lleva para otro lado. Por eso vivimos con tanta ansiedad, porque nos cuesta mucho desconectarnos. Cualquier cosa que estás haciendo pensás en lo que te quedó por hacer pero lo físico y lo manual no te queda otra. Y me ayudan un montón.
– Mencionaste cocinar, ¿tenés algún plato que digas “con esto no fallo”?
– (Se ríe) Me encanta cocinar dulce, cocino desde muy chica, tuve mi emprendimiento incluso. Y tengo varias cosas de las que no me fallan… Estoy agrandada…
– Bueno, voy a hablar con tus hijos a ver que dicen…
– Si… podés llamarlos y pedirles opinión. Ja. Pero en el último tiempo, como tengo limonero en casa, hago cosas con limón y los lemonies (o “cuadraditos de limón”) es una marca registrada que llevo a todos lados, oficina, casa de amigos y no falla. También hago un turrón de avena y chocolate que era una receta de mi abuela y tampoco falla. Ya me reconocen por eso.
agustina veiga presidente casafe
– ¿Música? ¿Por dónde vas? El gusto es amplio… pero cuál es el abanico…
– Soy más de música tranqui, más covers. Mis hijos siempre me lo cambian porque dicen que se duermen. Me encanta Abel (Pintos). Me gusta la música tranquila y con letra emotiva. No soy de escuchar mucho de lo moderno.
– ¿Series y películas? ¿Qué te gusta? Románticas, acción, aventura…
– Sin duda románticas. Tengo un gran problema porque no me pongo de acuerdo con mi marido… jaja… a él le gustan las históricas y las de acción y a mí las románticas cliché, pochocleras, esas de amores imposibles.
– Que ya sabés cómo va a terminar y eso te relaja…
– Siii… obvio, empieza sabiendo el final pero así todo me gusta, la veo y hasta me emociono y lloro.
– ¿Algún lugar que te gustaría conocer?
– De Argentina los Glaciares, el resto del país lo tengo bastante recorrido. Y fuera, hay un montón de lugares que no conozco. Me encantaría ir a Grecia, ponele, estoy con eso hace un montón. Y otro viaje pendiente es el camino de Santiago de Compostela, tengo que entrenarme y animarme. Tengo varios proyectos que no sé cuándo ni cómo voy a hacerlo.
– Para el cierre siempre les pregunto por una frase, alguna que marque un poco tu vida, tu día a día.
– Tengo una que uso todos los días, primero para mí y después para compartirla. Era de mi papá, se la robé. “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”. La uso mucho para situaciones personales, laborales, siempre digo que la búsqueda de la perfección a veces nos paraliza y nos movilizamos entonces por buscar lo perfecto, no hacemos lo bueno. Uno se queda con proyectos inviables por buscar lo perfecto. En el medio hay siempre algo que es bueno y nos hace movilizar. Muchos que trabajan conmigo van a ratificar que la uso mucho cuando nos vamos de mambo.
MUJERES EN CAMPAÑA
“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.
La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Natalia Álvarez, referente de Marketing New Holland Argentina.
Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.
El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó Álvarez.
Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.