La Orobanche cumana, vulgarmente llamada Jopo, es una maleza invasiva que parasita las raíces del girasol, afectando su crecimiento y desarrollo. Si bien no existen casos puntuales en la Argentina, hay preocupación por un posible brote.


El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) está poniendo todos sus esfuerzos en difundir el riesgo que significa la posible llegada a Argentina de una planta que parasita las raíces del girasol en forma de pequeño tubérculo, lo que afecta su crecimiento, rendimiento y supervivencia.

Cabe recordar que, si bien no es originaria de Sudamérica, en agosto pasado, tras una detección en Bolivia, el Senasa inició acciones de monitoreo para prevenir el ingreso al país de esta maleza que representa un riesgo para la producción local.

Se trata de una especie priginaria de Eurasia y luego detectada en el oeste europeo, el norte de África y China central, denominada Orobanche cumana y que coloquialmente es conocida como “Jopo” o “Broomrape”.

Una vez que emerge a la superficie lo hace sin hojas ni clorofila, pero con flores y gran cantidad de semillas de alta capacidad reproductiva. Por ese motivo, según INTA, es clave conocer en detalle el problema, para evitar que llegue a la Argentina en las futuras campañas.

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“Es una parásita de altísima capacidad invasiva y reproductiva con gran impacto en los rendimientos del cultivo de girasol”, dice Fernando Giménez, coordinador del Programa de Cereales y Oleaginosas del INTA, quien advirtió por esta maleza que ya preocupa a la zona agrícola de Santa Cruz de la Sierra, la principal zona productiva de Bolivia.

OROBANCHE CUMANA: UNA MALEZA DIFÍCIL DE MANEJAR
Uno de los grandes problemas que presenta esta maleza es que la semilla del jopo puede sobrevivir hasta 20 años en el suelo.

Por eso, una vez que invade una parcela, condiciona la rotación de cultivos por más de una década, hasta que se logre su control.

De allí es que radica la importancia de evitar su dispersión. “Las semillas del jopo son minúsculas, impalpables y pueden ser trasladadas de un campo a otro adheridas a la semilla o grano de girasol, maquinarias, agua de riego, animales, calzado y por el viento”, expresó Sebastian Zuil, especialista en girasol del INTA Rafaela.



En este sentido, consideró “crucial” agudizar las medidas preventivas, vigilar los cultivos y actuar tempranamente a fin de evitar que llegue al país.

LAS RECOMENDACIONES CONTRA LA OROBANCHE CUMANA
Entre las principales recomendaciones, Miguel Cantamuto, ex director del INTA Hilario Ascasubi del INTA y profesor de la UNS, destacó “estar atentos a cualquier cambio en el color, tamaño o salud de las plantas de girasol, ya que la presencia de Orobanche puede afectar su crecimiento y apariencia”.

Además, señalo la importancia de buscar signos visibles de infestación, como la presencia de brotes emergentes de la planta parásita en la base de los tallos de girasol.



Según detalló Giménez, es clave prestar atención a cualquier decoloración, hinchazón o deformidad en las raíces, ya que estos pueden ser indicadores de la presencia de la planta parásita.

En cuanto a la inspección de las raíces, aconsejó seleccionar aleatoriamente algunas plantas de girasol para inspeccionar las raíces en busca de signos de parasitismo.

“Si se observan plantas afectadas en su crecimiento corte cuidadosamente las raíces afectadas y examine si hay nódulos o estructuras parasitarias de presunto Orobanche cumana, adheridas a ellas”, detalló Giménez.

En caso de detectar nódulos o sospechas de Orobanche spp., informaron que se deberá completar el formulario provisto por SENASA e informar a los profesionales de INTA, quienes tomarán las medidas necesarias para confirmar su presencia.