Según la Bolsa de Rosario, muchos productores están evaluando esta opción que parecía descartada, ante la imposibilidad de sembrar de manera temprana por la escasez de humedad. También colabora que la chicharrita no ha explotado como se temía.
Entre las múltiples preocupaciones que enfrentan cada día los productores agropecuarios, la variable climática siempre es una de las principales.
El recuerdo de la catástrofe productiva que fue la campaña 2022/23 sigue estando presente y, por eso, ante la falta de agua que se está sintiendo con fuerza en la zona núcleo, ya se están repensando estrategias, incluso con el retorno de algunas que parecían absolutamente descartadas.
Se trata de la siembra de maíz tardío, que según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), está volviendo a estar en la paleta de opciones de los productores, debido a la imposibilidad de avanzar en planteos tempranos, como consecuencia de que los suelos no tienen la suficiente humedad.
EL MAÍZ TARDÍO NO SE VA
Hasta hace algunas semanas, la implantación de maíz en fechas tardías no era siquiera una alternativa, pese a que fue la estrategia que más creció en los últimos años, no solo en el corazón agrícola argentino, sino en todo el país, ante inviernos y primaveras cada vez más secos.
¿El motivo? El temor a una nueva explosión de la chicharrita del maíz, la plaga que generó estragos en el último ciclo y que se sintió fundamentalmente en los planteos tardíos.
Pero sucede que los monitoreos con trampas de luz no están detectando grandes poblaciones de este insecto, que habría sido afectado por las fuertes heladas ocurridas en el invierno, y eso anima a pensar de nuevo la posibilidad de sembrar en fechas tardías, una vez que ocurran las esperadas lluvias, a medida que se acerque el verano.
Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA), hasta el momento se ha sembrado solo el 49% de lo que se pensaba implantar de maíz en la zona núcleo, y si no llegan precipitaciones significativas antes del 15 de octubre –al menos 30 milímetros–, es posible que muchos lotes se pasen a soja.
O, como se mencionó, que revean su rechazo a hacer maíz tardío. “La baja presencia de chicharrita alentaría a algunos productores a seguir apostando al maíz, siempre y cuando las lluvias lleguen a tiempo”, menciona la GEA.
Y completa: “De esta manera, el maíz tardío, sorpresivamente, resurge como una opción que empieza a evaluarse como viable. Los agrónomos comentan que, considerando que los monitoreos de chicharrita son negativos, algunos productores que necesitan el maíz y ya tienen los insumos comprados buscarán la oportunidad de sembrarlo como tardío”.
EL MAÍZ TEMPRANO BROTA DESPAREJO
En este contexto, en lo que respecta a los lotes que ya están sembrados, la GEA alerta que la sequía está generando problemas de emergencia despareja.
“La falta de lluvias y las bajas temperaturas han sido los principales factores detrás de la desuniformidad en las emergencias. En Carlos Pellegrini, con solo el 15% de la superficie sembrada, el 50% de lo sembrado ha germinado en un 90%, mientras que el 30% ha emergido en un 80% y el 20% restante tiene un nivel de fallas del 25%”, subraya el reporte.
Otro ejemplo en Rojas, donde con el 95% del maíz temprano sembrado, los últimos lotes implantados generan preocupación: “Se enterró la semilla hasta 8 centímetros, cuando lo habitual sería entre 5 y 6”, señalan los técnicos.
SEPTIEMBRE CASI SIN LLUVIAS
El gran problema, como ya fue expresado, es que las lluvias han estado prácticamente ausentes en la zona núcleo, cuando lo habitual es que al menos algunos milímetros caigan en esta época del año.
De acuerdo con la entidad rosarina, la media mensual para setiembre es 50 milímetros, y cayeron apenas 0,8.
“Si bien la tormenta de Santa Rosa dejó lluvias importantes en el nordeste bonaerense, para el resto no ha habido lluvias significativas desde mediados de mayo”, afirma el relevamiento.
lluvias bcr
El panorama se complica al tener en cuenta que los cálculos de los técnicos es que, para recomponer los niveles de humedad, se necesitan entre 100 y 180 milímetros en las áreas más afectadas. Es decir, que como mínimo octubre debería cumplir con el promedio histórico, que se ubica en 100 mm.
El tema es que en los últimos años las primaveras secas se han profundizado. Por ejemplo, lo normal en Rosario en los primeros 10 días de octubre son 20 milímetros, pero en 2021, 2022 y 2023 solo cayeron entre 2 y 5 mm.
EL TRIGO PIERDE POTENCIAL
Ante esta situación, además del complejo escenario que vive la siembra de maíz, el cultivo más complicado en la principal zona productiva argentina es el trigo, que ya tiene una pérdida de rinde potencial que supera el 10%.
“La sequía sigue avanzado y el área bajo esa condición pasó de un 64 a 72%. Mientras tanto, el trigo atraviesa la etapa más crítica de su ciclo, ya que el 45% de los lotes están espigando; el 40% está con la espiga embuchada y el resto, desplegando la hoja bandera y encañando, por lo que el rinde se está definiendo sin agua”, advierte la GEA.
reservas agua bcr
A esto se suma que están ocurriendo también algunas jornadas de mucho calor y escasa humedad relativa, o también heladas agrometeorológicas como las del jueves, que agravan el estrés de los cultivos.
“La situación del trigo se complica día a día en la región núcleo. Además, se advierte que, con esta sequía, con un marcado estrés térmico y en esta etapa del cultivo, el trigo está muy expuesto ante una helada o un golpe de calor”, agrega el informe.
Así, mientras hasta hace 15 días las expectativas de rinde todavía se sostenían en 39 quintales por hectárea, ahora apenas llegan a 35.
El panorama regional es variado, pero en general crítico:
En el sudeste cordobés, el retroceso podría ser mayor, con hasta un 50% del rinde en los peores lotes. En la zona de Monte Buey, las expectativas iniciales de rendimiento estaban entre 40 y 45 qq/ha, pero ahora se proyecta entre 30 y 35 qq/ha. Y los peores lotes podrían quedar por debajo de los 20 qq/ha.
En General Pinto, con la fertilización se apuntó a un rinde de 45 a 50 qq/ha. Hoy, las expectativas bajaron a un rango de 35 a 40 qq/ha.
En Bigand, la reducción frente al potencial sería del 20%. Aunque todavía esperan alcanzar 40 qq/ha, para frenar la caída se necesitan 25 a 30 mm de lluvia como mínimo.
En María Susana, se calcula un rinde de 33 a 35 qq/ha.
En Carlos Pellegrini, los potenciales de rendimiento se mantienen en 30 qq/ha.
En Rojas, aún se proyectan rendimientos de entre 35 y 40 qq/ha, pero todos concuerdan en señalar que sin lluvias en el corto plazo la situación se agravará.