Cuando la posibilidad de sembrar maíz tardío estaba prácticamente descartada en gran parte del país, las bajas poblaciones de la plaga ayudaron a reflotar el interés. El problema es que es el planteo con peor proyección de márgenes.
En los últimos años, hubo una tendencia marcada en la agricultura argentina extensiva: el crecimiento de la siembra de maíz tardío.
Tal es así, que en las últimas campañas llegó a superar en cantidad de hectáreas a los híbridos sembrados de manera temprana, en una estrategia obligada por la situación climática: los inviernos y primeras semanas de la primavera han tenido precipitaciones por debajo de lo normal en los ciclos recientes, por lo que se busca aprovechar las lluvias que ocurren hacia el final de la estación de las flores y el inicio del verano.
Pero en la última campaña, hubo un factor inesperado que irrumpió y modificó todos los planes: la expansión poblacional de la “chicharrita del maíz”, la plaga vectora de la enfermedad del achaparramiento del maíz, que causó estragos, con la pérdida de más de 10 millones de toneladas de producción del cereal.
La mayoría de estos daños fueron en maíces tardíos, y por eso la proyección de siembra para la presente temporada marca un derrumbe en la implantación del cereal.
Sin embargo, los relevamientos que hace la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus Maidis y otros reportes de organismos que hacen seguimiento de plagas muestran que las poblaciones de chicharritas siguen escasas o ausentes.
Así, a sabiendas que el principal temor de los productores y asesores no estaría siendo tan grave como se presagiaba, y teniendo en cuenta las buenas lluvias ocurridas desde mediados de octubre, la opción de implantar maíz tardío ha vuelto a ponerse en debate.
LOS MÁRGENES DEL MAÍZ TARDÍO, UN PROBLEMA
En este marco, la mala noticia es que el maíz tardío es, hoy, el planteo agronómico con peor proyección de márgenes, según diversos reportes conocidos en los últimos días.
El último cálculo de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), para la zona núcleo, lo muestra con claridad.
“Al 29 de octubre de 2024, la rotación trigo/soja de segunda lidera los márgenes netos en campo propio, alcanzando 413 u$s/ha con rindes de 40 qq/ha para el trigo. En cuanto a cultivos individuales, el maíz temprano sigue siendo el más rentable en campo propio, con un margen de 399 u$s/ha. Por otro lado, el maíz tardío, opción que algunos evalúan, generaría 254 u$s/ha con rindes de 85 qq/ha. En campos alquilados, la situación cambia drásticamente. El maíz tardío y la soja de primera arrojan pérdidas significativas, con márgenes negativos de -148 u$s/ha y -116 u$s/ha, respectivamente”, detalla el informe.
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Por otro lado, también hace una comparación con los valores que había en 2022, para mostrar que la proyección actual es muy mala, con el maíz tardío con el peor escenario.
“Comparando con octubre del 2022 se nota que son bajos, realmente bajos. Hace dos años los valores era buenos en la mayoría de los cultivos, cuando la cosecha argentina sufrió uno de los mayores golpes por la falta de agua. A fin de comparar se observa que para campo propio octubre de 2022 mostraba casi el doble de margen respecto a octubre de 2024 en las 6 situaciones. Para campo alquilado, la situación mostraba márgenes positivos en todos los casos con las mayores ganancias con el maíz de 1ra y trigo /soja”, menciona.
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Del mismo modo, el productor y asesor en la zona de Carlos Tejedor, Dante Garciandia, compartió con Infocampo sus cálculos para esa región del noroeste bonaerense que también dejan al maíz tardío como la opción con menos rentabilidad.
“Muy ajustado todo. No se puede fallar de nuevo”, dijo.
Garciandia repasó que las últimas campañas agrícolas fueron muy similares en cuanto a los márgenes, y que en la actual un problema es que se requiere un alto nivel de inversión para obtener buenos rendimientos, en un contexto además de alquileres en alza para el promedio de la zona, y con una baja probabilidad de que el clima acompañe.
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También mencionó que en su momento las lluvias de abril mejoraron las expectativas e incentivaron la siembra de trigo y cebada, pero justamente la apuesta por estos cereales estuvo vinculada más a esta humedad que a los márgenes o la renta. Y encima con las precipitaciones que en invierno escasearon, ahora la proyección de rindes está muy por debajo de lo deseado.
En paralelo, indicó que la siembra gruesa atraviesa un momento de incertidumbre y viene retrasada, en gran medida precisamente porque “del lado de los números está claro que no está para tirar manteca al techo, están como casi siempre, muy pero muy finos”.
“Léase: muy altos los rendimientos de indiferencia, los quintales necesarios para cubrir costos”, añadió.
Bajo este panorama, el productor le hizo un pedido al Gobierno: “Necesitamos que las políticas agropecuarias de turno miren al sector de otra forma. Mantener la baja en el gasto público primero y la baja impositiva vía DEX, son el inicio de una buena señal. Por el bien del productor, de la cadena productiva que involucra, y la vida de los pueblos del interior”.