Se trata de una especie leñosa invasora que provoca problemas ecológicos y productivos. El problema es que un trabajo elaborado por la FAUBA determinó que los ciervos y los jabalíes ayudan a propagarla.


La Acacia negra (Gleditsia triacanthos) es una especie arbórea que con el correr de los años se transformó en un problema para los productores agropecuarios de todo el país.

Se trata de una especie leñosa nativa de los Estados Unidos, que se introdujo en Argentina durante el siglo XIX para alambrar campos y construir cercos, y hoy causa grandes problemas ecológicos y productivos.

Según un informe elaborado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), las invasiones biológicas son una gran amenaza a la biodiversidad en el planeta, además de afectar a los ecosistemas y sus servicios.

En Entre Ríos este tema no es menor y hace algunos años sancionaron la Ley N°10.485/2017, que declara de interés provincial su manejo y control. En este contexto, un reciente estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) analizó su impacto en esa provincia.

El trabajo midió el grado de influencia que tiene la fauna en la diseminación de esta especie en Entre Ríos, que en la actualidad registra una muy elevada densidad, cercana a las 10.000 semillas por hectárea.

Y en este proceso, descubrieron que dos especies también exóticas como los ciervos y los jabalíes son actores clave de ese proceso.

EL PROBLEMA DE LA ACACIA NEGRA
“Solemos causar invasiones biológicas al introducir individuos de especies no nativas en sitios donde naturalmente no se encuentran. Estas invasiones alteran los ecosistemas a tal punto que afectan, entre otras cosas, los servicios que brinda la naturaleza y que nos dan bienestar”, explicó Melina Aranda, docente de Dasonomía en FAUBA.

En el caso puntual de Entre Ríos, la docente consideró que la introducción deliberada de especies no nativas -animales y vegetales- afecta la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas de casi toda la provincia.

“Por ejemplo, entre los animales se introdujeron el ciervo axis y el jabalí, originalmente con propósitos de caza. Sus poblaciones crecieron muy rápido y se expandieron, y ahora están por todos lados. Entre las plantas, la más conocida es la Acacia negra”, puntualizó.


RELEVAMIENTO EN GUALEGUAYCHÚ
Para entender la invasión de esta especie en el ecosistema entrerriano, el trabajo buscó averiguar el rol de la fauna en ese proceso, quiénes comían sus semillas y cómo se diseminaban.

Con este fin, se relevaron heces en cultivos y en el monte nativo en una estancia del departamento de Gualeguaychú, explicó Francisco Guerra Aldazabal, egresado de la Licenciatura en Ciencias Ambientales.

La recolección de heces se llevó a cabo en junio de 2023 y los resultados revelaron que más del 70% de las heces correspondían a ciervos y el 30% restante a jabalí. En promedio, estimaron que había una semilla de Acacia Negra por metro cuadrado, una densidad muy elevada.

“Además, en las heces encontramos números similares de semillas de Acacia negra y de espinillo, una especie nativa”, señaló Guerra Aldazabal.

En otro experimento investigaron los efectos del paso de las semillas de Acacia por el tracto digestivo de los animales. “Confirmamos que las semillas en los excrementos siguen siendo viables. Esto les permite perdurar en el suelo, soportar sequías y otras condiciones adversas, y germinar cuando el ambiente es favorable”, sostuvo.

El trabajo dejó en claro el rol de estos animales en la diseminación de la Acacia Negra. En el caso de los ciervos, remarcaron que son animales complicados para controlar y que de seguir así, diseminarán este problema por toda la provincia.

LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN A FUTURO
Luis Pérez, investigador del Conicet, remarcó que “ahora sabemos que no se puede controlar a esta leñosa sin controlar a los ciervos”.

Y añadió: “Esto agrega una dimensión al problema, ya que existe consenso en que no hay problema en cortar un árbol invasor, pero no en si está bien controlar al ciervo. Es una discusión ética que vale la pena desarrollar”.

Un punto a tener en cuenta es que estas semillas no germinan inmediatamente tras caer al suelo con las heces, como ocurre con ciertos herbívoros domésticos. Los investigadores trabajan ahora en un línea que busca analizar el rol de los microorganismos descomponedores en los excrementos.

“En un momento relevamos un sitio y cuantificamos y caracterizamos las heces que había, pero no sabemos, por ejemplo, cuántas producen los ciervos en un año. Queremos monitorear el proceso a lo largo del tiempo, ya que la cantidad de semillas aumenta y el problema se agrava”, concluyó Pérez.